miércoles, 28 de enero de 2015

The Flash. Toda una Vida Corriendo.



¿Cuál es el personaje más importante de DC Comics?


Si nos plantean esa pregunta muchos sonreiríamos y no tardaríamos en decir que Batman o Superman. Son conocidos en el mundo entero. Sus símbolos han traspasado ya al cómic que los vio nacer y han adquirido la connotación de iconos. ¿Quién no conoce a Superman o Batman? No se necesita haber leído cómics para saber quiénes son, como son sus trajes, cuál es su emblema, incluso me atrevería a decir que la gran mayoría de los mortales de este planeta hasta saben cuáles son sus orígenes. Son la quintaesencia de los héroes, de los superhéroes y de los personajes que todo artista querría ser capaz de crear al menos una vez en la vida. Solo por su proyección mediática no cuesta mucho dar por buena esta respuesta, pero…


¿Batman y Superman son entonces los personajes más importantes para DC Cómic? No, claro que no, es Flash.


Hace unos meses un comentario en Twitter de manos del Sr. Maciá me hacía reflexionar sobre esta pregunta. No tardé mucho en darme cuenta de que el Sr. Maciá tenía muy claro quién es el personaje más importante de DC Cómics y voy a intentar, mediante hechos, explicar dicha afirmación.


Así es, Flash, el velocista carmesí, el relámpago humano, es sin ninguna sombra de duda el personaje más importante de DC Cómics. Pero lo primero que debemos hacer es definir que queremos decir con más importante. No nos estamos refiriendo a ser el personaje con más series, mejores ventas, más productos licenciados, películas o series de televisión… no nos estamos refiriendo a la importancia editorial, o a el peso del personaje dentro el Universo ficticio de DC, sino de su importancia en la historia de dicho Universo.


Para cumplir con el objetivo de este artículo y de paso explicar el porqué de la importancia de Flash en DC, vamos a hacer un breve, brevísimo, recorrido por su historia que sirva como hilo conductor y muestra clara e inequívoca de la afirmación que hemos hecho un par de párrafos más arriba.


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El primer Flash, Jay Garrick, vio la luz en 1940 en el cómic cabecera Flash Comic número 1. Sus creadores fueron el guionista Gardner Fox y el dibujante Harry Lambert. Jay adquiría poderes al quedar expuesto a una combinación de vapores químicos y agua pesada, lo que le confirió la conocida habilidad de correr, pensar y moverse a velocidades sobrehumanas. Su creación fue tan solo dos años después de la de Superman y un año posterior a la de Batman, es decir que Flash puede ser incluido en la primera oleada de personajes superhéroicos de la conocida Edad de Oro del Cómic. No está nada mal. Hay que señalar que la colección Flash Comics no estaba dedicada en exclusiva al personaje de Flash, sino que en sus páginas también verían la luz héroes de la talla de Hawkman, Johnny Thunder y heroínas tan importantes como Canario Negro, villanos como el Monóculo, Espina, El Violinista y Zafiro Estelar. La colección terminó siendo cancelada en el número 104 debido a la dura crisis que sufrieron los comics en los años 50.


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Saltamos al año 1956. La Edad de Oro es solo un recuerdo de tiempos mejores y los comics de superhéroes parecen haber quedado en el olvido, hasta la llegada de la publicación del número 4 de la serie Showcase. Su portada, una de las más famosas de la historia, nos presentaba al nuevo Flash de manos de Robert Kanigher al guion y los lápices de la leyenda Carmine Infantino. El personaje no solo cambiaba de uniforme (el nuevo diseño de Infantino puede y debe ser considerado como uno de los mejores diseños de la historia del cómic), sino que la persona detrás la máscara no era Jay Garrick, sino Barry Allen. Se trataba de hacer volver a los grandes modernizando el concepto. Y la fórmula funcionó. Flash seguiría apareciendo en la cabecera Showcase (en el número 8, por citar un ejemplo, se presentaría a una de sus mayores némesis, el Capitán Frío), hasta que se decidieron a darle serie propia retomando la numeración de la serie madre Flash Comics y fue renombrada simplemente Flash en marzo de 1959. John Broome al guion y Carmine Infantino a los lápices nos presentaron en ese mítico número 105 al que se ha convertido, por derecho propio, en un villano recurrente dentro de la mitología del personaje: El Amo de los Espejos.


No tardarían en seguir añadiendo villanos al personaje de nuevo cuño y en el número 106 ya hacían acto de presencia personajes tan relevantes como Gorila Grood y el Flautista.


Y la Edad de Plata queda oficialmente inaugurada con la llegada de Flash a los kioscos.


LLega Kid Flash y ni sale en la portada.

LLega Kid Flash y ni sale en la portada.



En el número 110 de la serie, con fecha de 1959, aparece por primera vez Wally West, adquiriendo poderes de la misma forma que Barry al ser bañado por un coctel de productos químicos electrificados por un relámpago, para acabar colaborando con Barry bajo el nombre de Kid Flash.


En 1960 nace la serie regular de la Liga de la Justica, en la que entre sus miembros fundadores está Flash. Un claro ejemplo de cómo editorialmente ya se le consideraba uno de los personajes más relevantes de DC.


En 1961 se producía un nuevo acontecimiento, de tal importancia, que el Universo DC ya no sería el mismo nunca más.

Ese año, en el mítico número 123 de la serie de Flash se publica la historia “El Flash de Dos Mundos”. En dicha historia se dan a conocer a los lectores la existencia de otra Tierra, por lo que podría decirse que asistimos al nacimiento oficial del Multiverso DC. Gardner Fox y Carmine Infantino son los encargados de golpear los cimientos de Universo DC y lo expanden tanto que a día de hoy seguimos a vueltas con el concepto que ellos mismos crearon en un simple cuadernillo de 24 páginas hace 54 años.


Nace un cómic mítico.

Nace un cómic mítico.



Por lo tanto podemos decir que Flash nació en la Edad de Oro, a la sombra de Batman y Superman; suya es la responsabilidad de la llegada de la Edad de Plata, sin estar a la sombra de nadie y también en solitario es el encargado de presentar un primer vistazo a lo que luego sería conocido como Tierras Infinitas. No está nada mal. Si bien las dos primeras pueden ser consideradas más temas editoriales, la tercera, la del Multiverso, es sin lugar a duda de una importancia tal dentro del Universo DC que, solo de pensarlo y ser consciente de ello, abruma.


En 1962, en el número 128 de Flash conoceremos a AbraKadabra salido directamente de la mente de John Broome y los lápices de Infantino, pareja que tan solo nueve números más tarde crearán al mayor enemigo del personaje, su villano perfecto, el que definirá de manera definitiva al personaje, el Flash Reverso. Eobard Thawne, pronto deja claro que es el espejo en el que Barry se mira, su contrapartida maligna, todo cuanto no quiere ser Barry lo encarna el Flash Reverso y su importancia para el personaje de Flash será de máxima relevancia con el paso del tiempo.


En el número 135, de 1963, Kid Flash modifica su uniforme y se distancia del que lleva Barry, permitiendo a los lectores diferenciarlo más fácilmente. Se invierten los colores y se le da un aspecto más juvenil y desenfadado, ya que se trata del personaje con el que los lectores jóvenes deben sentirse más identificados y se remarca su aspecto joven y moderno.


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En noviembre de 1966, en el número 165, tiene lugar la esperada boda de Barry Allen e Iris West. Boda orquestada por los habituales John Broome y Carmine Infantino, que nos contaron como Iris está a punto de acabar casada con el Flash Reverso mientras Barry estaba atrapado en el siglo XXV.


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Ese mismo año ve la luz el primer número de los Titanes y entre sus filas, como no podía ser de otra forma, esta Kid Flash. Sus autores son Bob Haney al guion y Nick Cardy en el , fueron los encargados de plantar la semilla que años más tarde Mark Wolfman y George Perez harían germinar en lo que hoy por hoy sigue siendo uno de las mejores series de DC de toda su historia. Flash en la Liga de la Justica y Kid Flash en los Titanes.


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Otro número importante dentro de la historia de DC y del personaje es el 179 de 1968. Aquí Cary Bates y Ross Andru dan una nueva vuelta de tuerca al concepto de multitierras cuando Flash llega a Tierra Prima, donde Barry debe recurrir a la ayuda del editor Julius Schwartz que le permita construir una nueva rueda cósmica con la que retornar a Tierra-1.


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En 1979, en el número 275 muere Iris West en una historia firmada por Cary Bates y dibujada por Alex Saviuk. El perpetuador de tal crimen no puede ser otro que el Flash Reverso, lo que denota la importancia de este villano en la historia interna del personaje.


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En 1983, en el número 324, Barry se va a volver a casar. Esta vez su prometida es Fiona Weeb y de nuevo aparece el Flash Reverso para frustrar sus nuevos planes de boda. Barry en su afán por salvar a su novia termina por matar al Flash Reverso rompiéndole el cuello, violando su juramento de no matar. No solo pierde de esta forma a su amor, sino que también rompe su código y norma más importante.


El punto de inflexión en la vida de Barry.

El punto de inflexión en la vida de Barry.



Llegados a este punto nos plantamos en 1985 y en la maxiserie de 12 números denominada Crisis en Tierras Infinitas y más concretamente en su número 8. Ahí vamos a poder asistir a la muerte más heroica de cuantas se hayan podido ver en el mundo del cómic. Anteriormente, en la misma serie, mueren otros muchos personajes, entre ellos Supergirl, pero la muerte de Barry resulta ir mucho más lejos que caer luchando. Su muerte es un sacrificio, un esfuerzo por ser más rápido, ser más veloz que el rayo que eliminará a cientos de miles de millones de seres vivos del universo. La última carrera de Barry Allen se nos presenta dolorosa, extenuante, llena de agonía y desesperación con el personaje corriendo en pos de su propia muerte, sin desfallecer, sin rendirse, para salvarnos a todos de la oscuridad. Y algo así no se volverá a ver en un cómic nunca más, ni siquiera cuando Superman cae a manos de Doomsday. Puede que no se trate de Superman vencido por un enemigo de proporciones bíblicas, pero Flash con esta forma de morir, de apartarse de la continuidad, nos deja otro regalo y es el del concepto de Legado con mayúscula, algo muy ligado a todos los velocistas del Universo DC y que terminará por contagiar también a otras series y personajes de la editorial.


LA PORTADA!!

LA PORTADA!!



Ha llegado el momento de la verdad para Wally West. Suya es la responsabilidad de portar el manto de Barry Allen y llevar el uniforme rojo. El peso del Legado es grande, pero solo hay una forma de honrar a Barry y es que alguien vuelva a correr llevando su traje.


En 1987 le llega el turno de la renovación a Flash y tras las Crisis la serie se lanza renumerada desde un nuevo número 1. Con Wally West como protagonista absoluto, con Mike Baron a los mandos y Jackson Guice al dibujo nos traen una serie que no consigue del todo arrancar pero que es lo suficientemente buena como para que el personaje se mantenga en el kiosco (con la ayuda de otros guionistas y dibujantes que aportaron mucho al personaje, todo hay que decirlo, y que merecen más tiempo del que tenemos ahora por el peculiar enfoque de Wally) hasta la llegada de Mark Waid.


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Waid lo cambia todo. Aparta las impuestas limitaciones físicas de Wally con la aparición de la Fuerza de la Velocidad, lo perfila más como personaje, madura como persona, define a los secundarios, crea villanos nuevos, actualiza a otros ya algo añejos… en definitiva Waid hace suya la serie y consigue que Wally West sea el Flash de toda una generación de lectores. Sagas como, Rápido y Mortal, Calor Muerto o Velocidad Terminal son verdaderos clásicos dentro del género que merecen ser redescubiertos por todo buen aficionado al séptimo arte.


Hay añadir que junto a Waid la serie experimenta una enorme mejora gráfica con Wieringo, Pacheco, Larroca y Jimenez alternándose a los lápices. Todos ellos dibujantes que supieron plasmar con mucho acierto la invisible Fuerza de la Velocidad.


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Tan profunda es la labor de Waid en la serie que se puede hablar del Flash definitivo, por encima de la figura de Barry Allen, lo que sin duda es fuente inagotable de debates entre los lectores del velocista.


En los años noventa Flash gozaba del favor del público y por tanto DC decide expandir la franquicia y se concede serie regular a Impulso, nieto de Barry Allen, venido del futuro y criado mediante realidad virtual. Su tutor, Max Mercury, maestro Zen de la velocidad (una de las maravillosas incorporaciones de Waid a la serie) es el encargado de aportar algo de sosiego a un joven Bart Allen que cree que todo en la vida es como un videojuego. Los guiones corrieron a cargo del propio Mark Waid, mientras que el lápiz le correspondió a Humberto Ramos, dibujante de exageradas proporciones, que supo dotar de frescura al personaje y darle de una fuerte imagen personal.


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El ya mencionado Max Mercury, personaje que nació el 1940 con el nombre Quicksilver en la editorial Quality Comics y que Waid rescató del olvido renombrándolo a Mercury, con el fin de evitar confusiones con cierto mutante de Marvel. El trabajo del guionista con este personaje es tan profundo y detallado que su papel dentro de la serie se hace imprescindible y no se puede entender su etapa al frente de la serie sin la presencia de Max Mercury.


Y en 1998, Wally West, se casa con Linda en el número 142 de mano de Brian Augustyn ,Waid y el dibujante Pop Mhan. El concepto de familia se vuelve a arraigar en la colección de Flash.


Pero Waid dejó la serie tras más de 100 números y cedió el testigo a un alumno aventajado en esto de saber sacar lo mejor de cada personaje: Geoff Johns.


Johns supo mantener a Wally en lo alto centrando su atención en sus villanos. Su caracterización de los mismos aporta tridimensionalidad al conjunto y hace que la figura de Flash evolucione. Sus sagas parecían más interesadas en profundizar en la psique de sus enemigos que en el propio Wally, llegando incluso a dedicar números enteros a narrarnos el pasado de ciertos villanos clásicos como el Capitán Frío. Su trabajo con Wally resultó ser extraordinario, pero Johns llevaba algo en mente desde hacía mucho tiempo y no dejó escapar la oportunidad de hacerlo realidad en el año 2008 en el tercer número de Crisis Final.


La Familia al completo.

La Familia al completo.



Barry vuelve de la muerte tras 22 años muerto. Una apuesta arriesgada por parte del guionista que decide devolver a la palestra al que fue el segundo Flash de la editorial. Para hacerle espacio editorialmente en 2009 se publica Flash Rebirth con los dibujos de un espectacular Ethan Van Sciver en un trabajo brillante en todos los sentidos. La labor de traer de vuelta a Barry no era sencilla. Muchos aficionados ya sentían a Wally West como su único Flash y reintroducir a Barry en el Universo DC actual no dejaba de ser un ejercicio de ingeniería bastante escabroso. Pero Johns demostró talento al hacer posible, no solo la reinserción de Barry, sino a toda la familia velocista al completo unida de nuevo contra una amenaza común.


Pero aún queda un último clavo que demuestra la importancia de Flash en el Universo DC. Fue en 2011 cuando se publicó el primer número de la miniserie Flashpoint guionizada por el propio Geoff Johns y dibujada por Andy Kubert. La realidad había cambiado y Barry luchaba por devolverla a la normalidad… normalidad que terminaría por cambiar por completo todo cuanto sabíamos del Universo DC hasta ahora.


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Tan solo ha sido un vistazo rápido, un parpadeo, un destello a toda una vida a la velocidad del rayo, pero nos permite poder situarnos en el hoy y la importancia de Flash. En resumen Flash, un personaje nacido en la Edad de Oro, al que le debemos la Edad de Plata, la aparición del Multiverso, llegada del concepto de legado en su máxima expresión y Flashpoint. ¿Hace falta añadir algo más? Su presencia ha cambiado los cimentos del Universo DC y de la editorial hasta tal punto que su influencia es mayor que la de sus dos grandes personajes Batman y Superman.


Y todo esto era necesario para poder llegar a este punto, al Flash de hoy, el que nada tiene que ver con el de antaño o tal vez si, el que parece vivir fuera de su propio tiempo, rodeado por secundarios de nuevo cuño, otros ya conocidos en nuevos roles y, lo que es peor, la total ausencia de algunos de ellos.


Pero al menos Flash no ha dejado de correr.


En el Nuevo Universo DC sus aventuras, ahora centradas en Barry, pasaron a manos de Francis Manapul y Steve Buccellato que supieron asumir ese legado del que eran receptores y estar a la altura de lo que se esperaba de ellos. Suya es una etapa que destaca especialmente por su dinamismo, frescura, sencillez y espectacular puesta en escena, aunque no por su duración. Atrás quedan esos guionistas y dibujantes que suman números y más números a su currículo, mientras que hoy los aficionados vemos como los autores van y vienen en las series y terminamos suspirando por algo más de estabilidad que permita elaborar más y mejores tramas de nuestro personaje favorito.


Y ahora Flash debe continuar quemando la goma de sus botas en manos de un nuevo equipo creativo. Una nueva etapa en la que Robert Venditti y Van Jensen han de ser capaces de afrontar un gran reto y es la de insertar a Wally West en el Nuevo Universo DC. A la inversa que Johns, deben encontrar la forma de traer de vuelta a uno de los grandes personajes de la editorial que inverosímilmente quedó fuera cuando todo se relanzó.


Porque tras Flashpoint la familia de Flash no ha sido especialmente bien tratada. De un plumazo derrumbaron todos los cimientos que con los años habían crecido alrededor, no ya del personaje sino de todo su mundo cuyo epicentro es la Fuerza de la Velocidad. Perder personajes tan interesantes como Max, Jesse o Bart, han contraído la serie demasiado y la falta de Wally, por espacio de tres años, se ha convertido en un maratón por el desierto.


Puede que hoy estemos asistiendo al regreso de Wally a escena, pero siento tener que decir que su nueva encarnación dista mucho de lo esperado, por muy razonable que sea, ya que se trata de una vuelta a las raíces y el status quo que se instauró en el ya lejano número 110 en plena Edad de Plata.


Sea como sea, las actuales aventuras de Flash están a la altura de lo que se espera de un personaje de tanto calibre y se pueden perdonar los lapsus, por llamarlos de alguna forma, que sufre la serie con el rico pasado del personaje.

Flash ha aportado al Universo DC una nueva era en los cómics; un Multiverso con el que cientos de guionistas han podido contar cientos de miles de historias; crea el legado del símbolo y no como concepto, sino como herramienta para seguir contando historias y redefine, de nuevo, todo el Universo DC cambiándolo de arriba abajo en una de las maniobras editoriales más arriesgadas de los últimos años.


Y por eso Flash es más importante que Batman o Superman. Y por eso nunca dejará de correr.


Empezamos con una pregunta y terminamos con otra.


¿Es el 2015 el año en que debemos celebrar el 75 aniversario del personaje o depende de la encarnación de Flash de la que estemos hablando?


Y muchas gracias, Sr. Maciá. Nada de esto hubiera sido posible sin su acertado comentario.



Vía Zona Negativa http://www.zonanegativa.com/the-flash-toda-una-vida-corriendo/




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