Sorpresas y decepciones de DC Comics en 2014
Tras hacer públicos los rankings con los mejores dibujantes, guionistas y series de DC Comics en Estados Unidos durante el pasado año, el espíritu del turrón navideño aún nos trae fuerzas y ganas de repasar el ya pasado año. En esta ocasión un grupo de redactores intrépidos nos hemos aquí reunido para establecer cual ha sido nuestra sorpresa y nuestra decepción de 2014. Primero, esa serie de la que no esperábamos absolutamente nada y que acabamos leyendo impulsados por una razón divina que acabó ganando nuestro corazón y, consecuentemente, ganándose nuestro corazón. Segundo, esa serie de la que esperábamos maravillas auspiciadas por un equipo creativo de altura o una campaña de marketing desorbitada –raro para DC, eso sí– y que terminó en el bolsillo de las olvidadas, a la espera de un posterior reinicio con el que retomar el personaje. Ha habido series buenas y series malas, también regulares, y aquí es posible que tengan cabida de todos los colores y sabores, pues ninguna de ellas se libra de la capacidad de sorpresa y decepción, emociones siempre conectadas a los gustos personales de cada uno. Así pues, un último repaso a 2014 antes de abrir las puertas de par en par al nuevo año, a su evento Convergence y a todas las sorpresas que la editorial quiera darnos en un año apasionante y complicado a partes iguales para la editorial. ¡Feliz 2015!
Que Dan DiDio llevaba queriendo durante bastante tiempo la muerte de Nightwing no es ningún secreto. Al menos en el revuelto terreno de la rumorología. La serie del primer sidekick de Batman era todo lo que uno podía pedir del personaje: dinámica, fresca y lo suficientemente alejada del murciélago para tener una identidad y un aroma propios. Sin embargo, en busca de más independencia, el personaje fue trasladado a Chicago y su fuerza se fue diluyendo conforme avanzaba el evento Forever Evil y los iniciáticos planes de Dan DiDio iban tomando forma. Y así, con Nightwing muerto a vistas de todo el mundo, nacía una nueva serie, Grayson, que establecía un nuevo status quo para el personaje: agente secreto de Spyral, una de las agencias de operaciones encubiertas más temidas del mundo.
Y para sorpresa de muchos, el personaje fue reinventado para bien. Dick Grayson dejaba de ser Nightwing para ser simplemente Grayson y, al calor de los guionistas Tom King y Tim Seeley (posiblemente uno de los guionistas con mayor capacidad de sorpresa este próximo año) y del dibujante patrio Mikel Janin, se ha convertido en uno de los pesos pesados de la plantilla de la editorial. Su serie tiene de todo: acción, espionaje, romance, sexo, traición, tramas ocultas, magia, etc. Es un nuevo rincón fantástico para explorar en este Nuevo Universo DC plagado de superhéroes y que ha servido también para indagar de una forma original (el Futures End: Grayson es uno de los cómics del año sin lugar a dudas) y sincera en los orígenes de un personaje que se encunetra ya en la cima de muchos rankings de 2014. El próximo año pinta muy bien para el personaje, recibiendo en su serie secundarios de lo más variopinto. Y lo mejor de todo es que ningún número es peor que el anterior, con lo que Grayson seguirá siendo, a buen seguro, una de las imprescindibles en el próximo año.
Es todo un misterio como unos personajes con tanto cariño del fandom como los Teen Titans han caído en un terreno tan pantanoso como en el que se encuentran actualmente. Llegaron a ser tan populares tras la reinvención por parte de Marv Wolfman que incluso lograron liderar las ventas, obtener su propia serie de televisión y conocer versiones infantiles de ellos mismos cara a los niños lectores. Su primera serie en este NuDC a cargo de Scott Lobdell se tornó en un completo desastre y su cancelación, más que obvia, no hizo más que resaltar los síntomas de profunda enfermedad que estos personajes han llevado consigo en los últimos años.
Dispuestos a afrontar esta crisis, los editores de DC Comics decidieron, el pasado mes de julio, relanzar la serie con un equipo creativo de (relativa) altura –Will Pfeifer a los guiones y Kenneth Rocafort a los lápices– la serie del grupo, reinventando de nuevo a los personajes en el mismo universo de los New 52 y “rejuvenenciendo” aún más si cabe sus actitudes, intentando ponerles un móvil en la mano y trasladando hacia ellos una aureola “cool” que sólo Batgirl en los últimos meses ha conseguido acatar. Y así, la nueva serie se ha convertido en uno de los chascos más grandes que hemos podido ver: absolutamente tópica, con unos personajes más planos que los que habíamos podido leer bajo el prisma de Lobdell y con una falta de personalidad que asustaba. Si han seguido hasta hoy, a pesar de las ventas desastrosas que han tenido, es por llenar un hueco en la editorial que se encuentra cojo cojo. Lo que muchos fans esperamos es que un equipo creativo de altura sea designado con la misión de volver a traer a este carismático grupo a lo más alto del horizonte editorial. Ahí están las ventas del Teen Titans Earth One para demostrar que al público más aferrimo, ganas no le faltan de comprar.
Me gustan los cambios. Lo reconozco. No me importa que a un personaje lo cambien de arriba abajo si con ello vamos a poder leer mejores historias. Y si hay un personaje en DC que haya evolucionado y cambiado este es Dick Grayson. Empezó como compañero de Batman, luego como líder de los Titanes para acabar volando solo. Y es que con la llegada de Nightwing el concepto de legado y evolución queda asentado sobre el personaje. Nadie puede imaginar a otro bajo la capucha de Batman que no sea Dick Grayson. Nadie puede negar como el personaje ha crecido y ganado tridimensionalidad. Dick Grayson es junto con Flash la personificación del legado.Y es por eso que su última evolución me resultó inesperada e inquietante a partes iguales.
Lo inesperado es bueno. Lo inquietante no tanto. La nueva faceta de Dick resulta casi un paso atrás cuando miras de reojo la nueva serie. Teníamos al personaje asentado, bien posicionado dentro del Universo DC, con un claro peso tanto dentro de la franquicia del murciélago como fuera de esta y arrancan todo de cuajo para lanzarlo a una serie de espías. Todo parecía indicar que nos íbamos a encontrar con un producto manufacturado precipitadamente, con guiones superfluos y dibujantes de relleno… pues no. Desde su primera página queda claro que esta serie es algo más que una simple serie de espías.
Su dibujante, Mikel Janin, demuestra una enorme habilidad narrativa. Su dinamismo en las escenas de acción roza lo cinematográfico, potenciando con fuerza en cada viñeta. Su perfección a la hora de dibujar la figura humana ayuda a que todo fluya con naturalidad, lo que en conjunto aporta naturalidad a la historia. Tim Seeley y Tom King nos traen el sabor de las historias de Bond, jugando con los estereotipos del género, consiguiendo una perfecta armonía en todos los aspectos del cómic.
Una inesperada sorpresa en medio de lo que aparentemente podría ser todo un sacrilegio a un personaje que ha demostrado ser capaz de sobrevivir a todo cuanto se le ponga por delante. Y esta serie es un claro ejemplo de ello.
Tengo que reconocer que hay veces que me dejo llevar como un niño pequeño y la ilusión me puede, me nubla los sentidos y me emociono en demasía cuando leo que en una colección van a juntar a Scott Synder y Jim Lee para guionizar y dibujar a Superman en una nueva cabecera. Sí, tendría que haberlo visto pero los fuegos artificiales, las fanfarrias y el confeti no me dejaron ver el árbol en medio del bosque. El guionista es el que está haciendo tan buen trabajo en Batman. Jim Lee lleva toda su carrera dibujando igual, no sabe lo que es la narrativa, pero es un tipo espectacular e igual con Synder encuentra un punto medio entre dibujar/narrar y nos sorprende… Día tras día, en mi cerebro, se repetían frases como estas. ¿No es la esperanza lo último que se pierde?
Todo parecía indicar que teníamos todos los boletos para una apuesta segura pero, como pasa últimamente, cuanto mayor ruido mediático hay y más marketing de por medio, más baja es la calidad global de la obra. A falta de la reseña, a la espera de que la edición de ECC termine, solo queda decir que es una obra irregular, entretenida globalmente, pero que no remata lo que quiere contarnos con suficiente solidez.
Postureo de guionista y dibujante o de dibujante y guionista… se aceptan apuestas. Pero, sea como sea, es de nuevo el enésimo jarro de agua fría de un producto de este tipo, donde se apuesta más por una fachada elegante en vez de unos interiores bien trabajados. Toda una lástima por volver a desaprovechar una nueva oportunidad de hacer algo grande con Superman y un equipo creativo aparentemente de lujo.
Grayson de Seeley, King y Janin no es la serie que -sobre el papel- uno esperaría convertir en su favorita. ¿Nightwing a lo Ethan Hunt como consecuencia del último evento editorial? Una idea peregrina plasmada con un oficio indiscutible tanto en guión, dibujo como trama central, pero que realmente no ofrece nada innovador dentro del género del superespionaje. O al menos, nada que no hubiéramos visto ya en series como las Batman Incorporated, Checkmate, Stormwatch o Soldado de Invierno con las que sería fácil emparentarla. Y sin embargo, cada uno de los nueve números publicados es una pieza de amor al cómic de superhéroes, que invita a tenerlos constantemente a mano en la librería para releerlos una y otra vez.
Convirtiendo a su protagonista en el estandarte vivo del heroísmo junto a una réplica que exuda química por cada poro de su piel y un puñado de secundarios, Seeley y King se valen de su ingenio para ofrecernos una historia autoconclusiva por cómic, a las que da vida Janin con sus composiciones de infarto, con un realismo clásico en la línea de Ron Garney, J.G. Jones o Jamie McKelvie.
El resultado es un cómic con el que podrían haber crecido el Clark Kent de Richard Donner o Joe Kelly y que colocarías sin miedo junto a los blu-rays de Cowboy Bebop y Batman TAS. Si necesitas de una serie actual que ilustre la atemporal universalidad de los superhéroes, aquí la tienes.
Con su festivo desparpajo y su colorida incontinencia gráfica, la Batgirl de Cameron Stewart, Brenden Fletcher y Babs Tarr se ha ganado por derecho propio el título a la colección más descarada y deliciosamente hipster de la actualidad. Imprescindible para cualquiera que haya disfrutado de títulos como la Power Girl de Palmotti y Conner, la Hulka de Soule y Pulido, el Ojo de Halcón de Fraction y Aja, The Spirit de Darwyn Cooke o la Batgirl de Bryan Q. Miller, es el mejor exponente de la tendencia que debería volver a extenderse en el cómic ahora que la fórmula del descompressive story telling está cada vez más desgastada.
En plena sociedad del consumo rápido, en el que no hay peor enemigo que perder el tiempo y las ofertas más punteras dentro del mercado del entrentenimiento están volviendo a reivindicar el arte de ofrecer chutes ultracondensados de diversión rápida, directa y cargada de ingenio -con Cartoon Network a la cabeza-, las nuevas aventuras de Barbara Gordon son todo un ejemplo a seguir. Un ejemplo festivo repleto de color, pasión por la aventura, heroísmo de pie de calle y una ferviente e irresistible explosión de creatividad multirreferencial en el que las tramas a largo plazo se van alimentando número a número, y toda historia que se deba contar en más de veinte páginas se considerará la excepción y no la norma. O en otras palabras, una delicia en el que dibujo y texto se unen en una simbiosis perfecta, sin que la condensación de las tramas excluya la fluidez narrativa, ni las tramas de peso privarnos de su principal objetivo: La diversión.
DC Comics, un paso adelante, otro hacia atrás. 2014 ha sido uno de los mejores años para el aficionado del universo DC desde que comenzaron los Nuevos 52. Sin embargo, durante este 2015 que acabamos de estrenar, va a ser imposible no echar de menos a colecciones como la Wonder Woman de Azzarello y Chiang, el Green Arrow de Lemire y Sorrentino o -próximamente- la Cosa del Pantano de Charles Soule. Y no solo por la pérdida de ellas, sino porque los equipos creativos que la compañía ha elegido para sustituir a los equipos que salen hacen pensar que no han aprendido demasiado de sus series más cuidadas, volviendo a la casilla de salida con el tono del primer año de los Nuevos 52 en cuanto han tenido la primera oportunidad.
Que sí, por un lado se agradece que quieran diversificar sus colecciones para contentar al máximo número de lectores posibles, y no meter todos sus huevos en el canasto de los lectores atraídos por las virtudes artísticas de dibujo o guiones. Pero pasar de Azzarello y Chiang a los Finch es tan duro como lo fue pasar del Flash de Manapul a Brett Booth, algo que también podría aplicarse a la franquicia del murciélago que -si bien ha mejorado ostensiblemente desde la llegada de Doyle- todavía sigue blandiendo orzuelos del tamaño de Batman Eternal, reducto del lado más chungo del primer año de la iniciativa Nuevos 52.
En mi opinión, no ha habido mayor sorpresa que la irrupción de Mark Doyle en el batverso. Y es que cuando Mike Marts anunció a principios del 2014 que dejaba DC Comics para irse a encargarse de los mutantes en Marvel, parecía que la linea de la batfamilia tenía los días contados, como otras que han ido erosionándose durante los Nuevos 52. Y más cuando empezábamos a ver que, además, todos los alumnos de Scott Snyder y amiguetes varios empezaban a escribir para Marts en Marvel. Uno de los principales motivos del regreso de Marts a Marvel, era el ya inminente traslado de las oficinas de DC Comics de Nueva York a California. Eso hizo que no fuera el único en abandonar el barco, aunque a la vez dichos movimientos provocaron algún que otro cambio en dirección contraria.
Para suplirse, se eligió a un tal Mark Doyle. Procedente de Vertigo, en principio sólo iba a estar de transición, hasta que encontraran una nueva cabeza pensante en el traslado a Burbank, ya que no iba a dejar NY al igual que su mujer Jeanine Schaefer – hasta recientemente, editora en Marvel Comics. Mike Marts dejaba un Batman y a una sorprendente Harley Quinn en lo alto de las ventas mensuales, Batman Eternal y la llegada de Francis Manapul y Brian Buccellato a Detective Comics. Que parece mucho, pero a la vez, enmascaraba muchos de los problemas que arrastraba realmente el resto del batuniverso – un ejemplo sería la marcha de JH Williams III y Haden Blackman de Batwoman -. Y si no fueran pocos, además le tocaba lidiar con la “muerte” de Dick Grayson.
Quizás haya discusiones si Grayson ya fue cosa de Mark Doyle, lo último que dejó atado Mike Marts o una cosa a medias. Sinceramente, quiero pensar lo primero hasta que alguien con más conocimiento me diga lo contrario. Pero lo que si es seguro cosa suya, fue todo lo que ha venido después. La nueva y refrescante Batgirl a manos de Cameron Stewart, Brenden Fletcher y Babs Tarr – recordemos que a Gail Simone la despidieron y la re-contrataron, para mencionar el más sonado pero no único problema, entre la escritora y los editores intermedios; la adorable Gotham Academy de Becky Cloonan, Brenden Fletcher y Karl Kerschl; la intrigante Gotham By Midnight de Ray Fawkes y Ben Templesmith; la divertida aunque breve Arkham Manor de Gerry Duggan y Shawn Crystal; y la llegada de Genevieve Valentine y Garry Brown en Catwoman, dándole un soplo de aire fresco más que urgente y necesario.
Habrán funcionado mejor o peor en ventas, pero ahora la sobre-explotación iniciada por Mike Marts parece menos, al estar más diversificada, aprovechada para satisfacer a todos los distintos aficionados del Batverso. Mark Doyle tendrá aún trabajo que hacer post-Convergence , pero sin duda, si algo podemos esperar y desear, es el cambio de NY a CA signifiquen más editores responsables como él, y menos problemas – tanto internos como externos – a raíz de la gestión de los dsitintos editores. Y si hace falta para lograr tal objetivo, que lo suban más arriba en la jerarquía de mando. In Doyle we trust.
Pocos han sido los títulos de los Nuevos 52 que han cancelado para darles una segunda oportunidad. Y en el caso del Escuadrón Suicida, lo justificaban relanzando la serie como New Suicide Squad. Siendo un guilty pleasure durante la andadura de Adam Glass, nos habíamos quedado con ganas de más Ales Kot, cuando con el inicio de Forever Evil decidieron darle la serie a Matt Kindt. El fin del primer gran evento del nUDC supuso el adiós de Kindt – de DC Comics y del mainstream en general -, y al cabo de un par de meses relanzaban la serie. Por un lado teníamos los dibujos de Jeremy Roberts, quien nos había sorprendido gratamente con su página del Harley Quinn #0, y luego el Stormwatch #30 para volver a meter en continuidad a la formación, tras los desvarios de Jim Starlin en la serie.
Por otro lado, en los guiones se iba a encargar Sean Ryan. Una vida dedicada prácticamente a ser editor, sólo le habíamos visto guionizar el Flashpoint: Grodd of War. Si lo comparábamos con el trabajo realizado por Glass en la miniserie Flashpoint: Legion of Doom, la cosa pintaba bien. La formación no era para tirar cohetes, aunque no hay personaje malo, y era interesante ver que pretendían de meter en un mismo equipo a Harley Quinn con la Joker’s Daughter. El Suicide Squad #30 no fue ninguna maravilla, pero tampoco lo fue el Nightwing #30, y luego vino la maravilla que tenemos ahora. ¿El New Suicide Squad #1? Pues salvo la intriga de porque había un tipo pelirrojo llamado Vic Sage, como miembro del gobierno y ahora a cargo de la New Task Force X, no mejoraba lo visto anteriormente. Pero además, se notaba un bajón en la calidad de Roberts.
Y a partir de ese punto, sin frenos y cuesta abajo – horrible es poco el New Suicide Squad: Futures End -. La historia no sólo no ofrecía nada mejor de lo visto en la versión “Old”, sino que además Roberts dejó la serie tras el primer arco. Eso sería una buena noticia tras su evidente bajón de calidad… pero es que el relevo ha sido aún peor. Los dibujos de Rob Hunter nos hacen pensar que sólo no han cancelado ya la nueva serie, para hacer un re-lanzamiento con cara y ojos a las puertas de la película – que Warner Bros lo haga mejor que su homónimo en los cómics tiene tela -. Un desastre y una enorme decepción con todos los implicados. Al menos tenemos de vuelta a los Secret Six, aunque falta por ver si realmente Gail Simone recuperará todo su toque con esta serie.
Vía Zona Negativa http://www.zonanegativa.com/sorpresas-y-decepciones-de-dc-comics-en-2014/
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