CosasdeSuperheroes: Sangre Berserker, de Víctor Conde

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Conde firma otra novela de fantasía sólida y divertida.

Por Chema Mansilla

Hay, al menos, una fórmula que permite escribir BUENOS libros de fantasía. Y Víctor Conde tiene la suya y juega con ella cuando escribe. Por eso le salen libros de fantasía tan buenos como éste. Épico, sobrio, divertido. Sangre Berserker es un título que así, de primeras y agotado de tanta “dragonada”, “tronada” y “juegodelhambrada” como se edita hoy en día, no me llevaría voluntariamente a casa. Su portada tampoco anima. Pero yo no juzgo los libros por su portada, pero sí por su editorial y por su autor. Kelonia Editorial se está convirtiendo (si no lo es ya) en un referente en este país, y a su excelente trabajo le debemos una de mis sagas preferidas de los últimos años: El Rey Trasgo del estupendo Alberto Morán Roa. Y Víctor Conde es ya un autor consagrado, original y fiable, que todo amante del género de este país debería conocer (y si no lo conoces, felicidades, acabas de descubrir a un escritor estupendo).

Sangre Berserker es un libro que engancha. Empezar con él genera la necesidad de terminarlo. Su historia supone un enfoque original a una situación que para los lectores veteranos de fantasía no lo será mucho. Pero el gran valor de este libro no es el enfoque original de una situación más o menos anecdótica, si no la que que legitimiza la misma, que es algo tan complicado de hacer como la creación de un mundo fantástico sólido en el que que colocar esa anécdota. La historia de fondo de Sangre Berserker forma parte de un tapiz enorme, años de historia de un mundo con otras fronteras, historia y reglas, pero tan real en esas páginas como fuera de ellas. No hace falta buscar referentes en grandes nombres extranjeros como Abercrombie (uno de mis favoritos en este sentido) para validar el excelente trabajo de Conde para asentar su historia. Cuenta, además de su talento, con el mérito de haberlo conseguido en apenas 50 páginas. Con menos de un cuarto de libro leído ya sabes que ese mundo es real, que existe en algún lugar.

Para conseguir esa sensación “histórica”, Conde no sólo imagina una gran cantidad de historias y detalles que sirvan de escenario para su historia, si no que esa historia la protagonizan unos personajes que creen en esa historia. Puede sonar un poco raro, pero hay mucho libros (de género o no) en el que los personajes parecen actores interpretando papeles dentro de un escenario. Pero si esos personajes creen que son reales, que su historia es real, el lector también. “Meta”, que dirían en Community. Pero estoy seguro que es una conclusión a la que han llegado muchos lectores. Quiero destacar, de propina, el estudio que Conde, de manera concisa pero eficaz, hace de la Religión (con mayúscula) como escudo y justificación de la política y el comportamiento humano.

Así, la base de este libro (y su universo de bolsillo) no es sólo inteligente, también es hábil. Conde escribe con sobriedad y precisión. No se recrea innecesariamente, no se queda corto cuando es necesario. De ahí que esta novela sea un material refinado y depurado, la esencia de un buen libro de fantasía contemporánea. Eficaz y entretenida. Y todo eso en una historia con guerreros malditos, magos y demás parafernalia fantástico-medieval.