Mundo Independiente: Reseñas Diciembre 2014
Bienvenidos a la última subsección mensual de Mundo Independiente dedicada a reseñar los #1 del pasado mes. Sí, última dijimos, ¡pero no teman!, no la cancelaremos, la seguiremos haciendo pero modificada. En primer lugar, será semanal lo cual nos permitirá estar más sobre el día de las últimas novedades editoriales. Y en segundo lugar, no las agruparemos todas en una misma entrada sino que las destacaremos especial e individualmente, las que se lo merezcan, claro. Y aquellos cómics que no sean seleccionados para este tratamiento pero aún así revistan interés, los tendremos en cuenta para reseñarlos completos en el futuro cercano.
Hechos los anuncios correspondientes, vamos a las reseñas de las últimas cinco semanas (con retraso porque evitamos intencionadamente publicar esta sección durante los días de las fiestas), en base a la selección hecha por todos los redactores según criterios de importancia e interés personales y de la sección. Como siempre, quedan invitados a complementar nuestra tarea aportando su opinión sobre los cómics comentados y agregando los que ustedes consideren que han faltado.
Crossed One Hundred , de Alan Moore y Gabriel Andrade. Avatar Press.
Por fin ha caído en nuestras manos Crossed +100, la obra en la que el universo concebido por Garth Ennis se ve expandido por la escritura de nada menos que Alan Moore. Se ha comentado ya que la intención del barbudo era la de crear una historia con un enfoque más de ciencia ficción que el del horror que hasta ahora ha caracterizado a esta franquicia con infectados (“no-son-zombies”) de comportamiento aberrantemente ultraviolento. Y efectivamente Moore, como reza en el título, nos traslada a 100 años en el futuro, y nos enseña cómo es el mundo postapocalíptico tras un siglo con la civilización humana destruida a manos de estos bárbaros psicóticos con una llaga en forma de cruz en la cara. Acompañamos a un grupo de supervivientes humanos (que obviamente nacieron con el mundo ya así, no conocen de primera mano cómo era el nuestro) en su deambular en una locomotora con ruedas de oruga que no necesita vías a través de un paisaje que mezcla la naturaleza pura con las ruinas sobre las que la hierba crece. Los protagonistas están acostumbrados a que el mundo sea así, no han conocido otra cosa, y el ambiente no es el del absoluto pavor ante los cruzados que encontramos en otras miniseries de Crossed. Su perspectiva podría compararse a la que probablemente tuviesen las tribus nómadas del paleolítico ante las manadas de lobos y otras bestias que se pudiesen encontrar: por supuesto que las temen y respetan, pero no se siente ese inconsolable sentimiento de pérdida, de paranoia, de horror ante la atrocidad de los monstruos que la mayoría de nosotros experimentaríamos si algo así se produjese. Ellos, simplemente, siguen viviendo y continúan adelante cuando tienen algún encuentro y sufren alguna perdida en sus filas. Es parte de su día a día y es algo que se lleva con cierta serenidad.
Para subrayar todo esto, Moore además apenas nos muestra a los cruzados recreándose en sus abyectos actos, y de hecho los ha hecho retroceder a un estado incluso más primitivo, casi animal. No se distinguen prácticamente de los lobos y quedan despojados de esa faceta suya que tanto desasosiego era capaz de suscitarnos: la absoluta, pura y brutal maldad con mayúsculas que les caracterizaba. Las cosas, por tanto, son digamos algo más tranquilas, aunque no menos peligrosas.
Pero hay algo más en Crossed +100 aparte de toda esta premisa argumental, un ejercicio de estilo que parece que es lo que constituye realmente la ocurrencia de Moore para esta obra. Implementando alguna característica más de ciencia ficción, el de Northampton ha desarrollado una forma de hablar característica para las personas de ese futuro. El lenguaje es algo vivo, que evoluciona con las sociedades, y si las expresiones en nuestro idioma han variado en los últimos 50 años, pareciéndonos que algunas se van quedando anticuadas, parece lógico que la jerga que puedan hablar dentro de 100 años personas criadas en un mundo postapocalíptico difiera de una medida de nuestra manera de expresarnos. Este mecanismo, que no es nuevo (lo encontramos por ejemplo en la forma de hablar de los drugos de La Naranja Mecánica de Anthony Burgess, y el propio Moore ya lo usó en su novela La voz del fuego) parece una brillante ocurrencia, pero lo cierto es que por lo menos para el lector cuyo idioma nativo no sea el inglés, resulta un engorro a veces desesperante. Cuesta un autentico dolor de cabeza tratar de desentrañar qué están diciendo los personajes la mitad del tiempo, cosa que le hace un flaco favor a la lectura de la obra, la cual avanza a trompicones incluso en mayor medida que la que Moore probablemente ya haya previsto y buscado. Sinceramente, compadezco al traductor al que le toque le trabajo para la edición en castellano de esta obra.
Obviando esto, que en realidad tampoco es algo que se pueda con mucha seriedad echar en cara al autor (es fácil suponer que no se habrá planteado cómo podría resultar la lectura para no angloparlantes) , tenemos ante nosotros una obra de un Moore a medio gas. Por supuesto, eso sigue significando un nivel muchísimo más alto que la inmensa mayoría de escritores, pero el no haber podido saborear todavía qué derroteros tomará esta historia le hace un flaco favor, y la lectura resulta extremadamente correcta, pero de momento, en lo publicado, nada especial. El aspecto gráfico que aporta Gabriel Andrade cimenta esta impresión: sin ser una genialidad, no estamos ante alguno de los desastres con los que nos suele salir Avatar Press, pero el resultado no pasa de cumplidor.
Aunque Moore lleve tiempo tirando por extraños derroteros que le suelen alejar de sus antiguas cotas de genialidad, sin duda se ha ganado el derecho al beneficio de la duda. Así que quizás esta mera corrección se convierta en algo realmente estimulante una vez que entre realmente en harina en las siguientes entregas. No parece descabellado suponerlo, pero de momento, tendremos que seguir leyendo para averiguarlo.
Valoración: Por Sergio Aguirre.
Abigail and the Snowman , de Roger Langridge. BOOM! Studios.
Uno de los sellos en que mejor está desempeñándose BOOM! Studios es el destinado “a todas las edades”, llamado KaBOOM!. La nueva miniserie de Roger Langridge no hace más que confirmar una vez más esta afirmación, ofreciendo auténtica diversión para todas las edades con esta historia que tiene por protagonistas a un Yeti y una niña.
Todo comienza con la mudanza de una niña, Abigail, y su consiguiente cambio de escuela que le será especialmente difícil por no poder hacerse nuevos amigos. Ese no será su único problema sino que su padre perderá el trabajo, privándole a ella de su prometida visita al zoológico para su cumpleaños. Entre sus frustraciones acumuladas se chocará, literalmente, con un Yeti (no confundir con un Pie Grande) mientras juega en una plaza.
La trama se hará más interesante con el hecho de que esta criatura es fugitiva de una organización gubernamental secretada y, por ende, será buscada por agentes que deben recapturarlo. Y, para sumar otro punto de interés más, nuestro Yeti sólo podrá ser visto por niños que aún no han madurado más allá de la pubertad (salvo con lentes especiales que portan los agentes).
Como notarán, estamos ante varias ideas divertidas y creativas que no subestiman en absoluto a la inteligencia de los niños, y eso es precisamente lo que lo hace entretenido para todas las edades aún con su declarado tono infantil y dibujo caricaturesco. Desde luego que no estamos descubriendo nada, teniendo en cuenta la probada trayectoria de Langridge en este género.
Valoración: Por Mariano Abrach.
Eternal , de William Harms y Giovanni Valletta. BOOM! Studios.
La inmortalidad y la clonación son tópicos repetidos en las historias futurísticas, de ciencia ficción. William Harms transita esos mismos caminos, ofreciendo una premisa que se hace interesante aún sin ser nada totalmente original.
En este mundo nos encontramos con una realidad en la que una corporación denominada New Life alcanzó el objetivo de la clonación combinada con la transferencia de conciencia, lo que implica prácticamente la inmortalidad… pero comercializándolo. Luego de un tiempo, la vida comienza a perder cierto valor debido a la virtual eternidad que alcanzan los humanos mediante esta tecnología, y lo que se valoriza por el contrario es la mortalidad. A esto se le suma el hecho de que dicha corporación, por ciertas cuestiones que hasta el #1 no se develan, precisa de los humanos puros (hasta el momento, no clonados) y se ocupa de capturarlos, para luego encerrarlos en enclaves que mucho se parecen a campos de concentración.
Todo esto genera, por supuesto, la rebelión de un grupo de personas que se oponen a ser sometidos por este nuevo orden social, dando lugar a una trama de ciencia ficción con una corporación con fines más que cuestionables y un grupo terrorista (llamado Human Liberation Army) que le hará frente. Para complementar el conflicto, este grupo conseguirá la tecnología de clonación/inmortalidad la cual le brindará la posibilidad de inmolarse en atentados sin perder con ello su vida.
Si bien Harms consigue elaborar una situación y un mundo bastante complejos que precisarían un buen desarrollo, estamos ante una miniserie de nada más que cuatro números lo cual hace que este #1 resulte un tanto insuficiente, temiendo por la posibilidad de elaborarse con el tiempo y el espacio que merecen las ideas, tramas y personajes planteados en este comienzo, más aún teniendo en cuenta la narrativa poco dinámica que parece ser propia de una colección regular y no una limitada. Es posible que en los próximos números quizás acelere y compense el lento inicio para así lograr una historia acabada, completa, que pueda lidiar con todo lo que introduce aquí.
Por otra parte, el artista Giovanni Valletta, de origen venezolano que tiene en este #1 su primer trabajo completo en los Estados Unidos (dado que ya participó en Dark Horse Presents en una oportunidad), se presenta con cualidades que lo hacen un dibujante a seguir en el futuro próximo, con un estilo realista, capacidad narrativa y buen planteo de sus páginas.
En lo que respecta a Eternal, el juicio se verá respecto a cómo se desenvuelve en los tres capítulos que le restan, conteniendo ciertas ideas y características de interés.
Valoración: Por Mariano Abrach.
Rocket Salvage , de Yehudi Mercado y Bachan. BOOM! Studios/Archaia Entertainment.
El sello Archaia vive y goza de buena salud dentro de BOOM! Studios. Este nuevo cómic es una señal de ello, presentando un mundo futurístico con cualidades distintivas que lo hacen particularmente atractivo.
En las primeras páginas de Rocket Salvage se nos introduce a Primo Rocket, exitoso piloto de carreras espaciales, a punto de batir un récord. Saltamos 15 años hacia adelante, al presente de la historia, y el mismo Primo Rocket es un frustrado repartidor intergaláctico que viaja junto a sus dos hijos-clones, Zeta y Beta.
Los tres personajes generan una dinámica familiar disfuncional que seguramente guiarán la narración de esta serie limitada de seis entregas, la cual girará en torno a una guerra espacial en la cual los Rocket se verán involucrados sin quererlo ni buscarlo.
Para ello, los autores se valen de una correcta caracterización introductoria del universo en que se sitúa y de los personajes que lo habitan, especialmente aquellos mismos que competían en las carreras con Rocket y quince años después los vemos en otras actividades que lo siguen relacionando con el protagonista.
Este mundo, asimismo, está presentado con el dibujo del artista mexicano Bachan quien exhibe un estilo caricaturesco completamente acorde al tono de la historia, sumando puntos al cómic en este así como en el diseño de personajes galácticos.
Sin lugar a dudas es un cómic digno de tener en cuenta para ver cómo se desarrolla en los próximos capítulos.
Valoración: Por Mariano Abrach.
Capture Creatures , de Frank Gibson y Becky Dreistadt. BOOM! Studios/Archaia Entertainment.
Claramente influenciado por Pokemon y -sobre todo- el desbordante legado de Osamu Tezuka, Capture Creatures es una pequeña delicia visual con la que el sello Kaboom! de Boom Studios continúa su cruzada para recuperar el cómic para los más pequeños de la casa de tú a tú, mediante obras de calidad gráfica y argumental que se dejen de clichés para hablar a los lectores novicios de tú a tú.
Reivindicando la pasión por la aventura y el descubrimiento por encima de la exaltación del consumismo, tiene como protagonistas a una niña hiperactiva y rebelde, un niño gordito y sabelotodo, un guarda forestal que compensa su inocencia atolondrada con sus accidentados esfuerzos para que los chavales no se metan en líos, y una suerte de pequeño panda rojo con asombrosos poderes.
El resultado es un cómic bonito, divertido, repleto de color y humor en el que sus protagonistas se adentran en una isla misteriosa en la que se encontraran a las más extrañas y fascinantes criaturas. Una lectura 100% recomendable para aquellos que tengáis niños que estén aprendiendo a leer o simplemente disfrutéis disfrutando de este derroches de imaginación juvenil al margen de otros medios de evasión empañados con la gris mediocridad de lo adulto.
Valoración: Por Daniel Gavilán.
Hellboy and the BRPD: 1952 , de Mike Mignola, John Arcudi y Alex Maleev. Dark Horse.
Mike Mignola se une a John Arcudi, su mejor lugarteniente en las lides de contar historias del universo de Hellboy y el AIDP, para relatarnos la primera misión oficial del joven Anung Un Rama como miembro de esta organización, allá por los primeros años cincuenta. Junto a un grupo de curtidos agentes (uno de los cuales parece haber un traidor), viajará a Brasil a pesar de la sospechosa y silenciosa desaprobación de un sacerdote local a que se investigue para resolver un caso que está dejando un reguero de muertos. Parece que en Dark Horse han pensado que esta miniserie puede ser un buen punto de entrada para nuevos lectores en el viente aniversario el personaje, así que se ha decidido acertadamente recibirlos con los brazos abiertos y no ponérselo muy complicado: Los recuerdos del profesor Bruttenholm, lógicamente vivo todavía en aquella época, ayudarán a los recién llegados a ponerse en antecedentes sobre el peculiar protagonista, su llegada al mundo a finales de la segunda guerra mundial, y el terrible destino que tiene profetizado.
Si como decimos Arcudi ha demostrado sobradamente su buen hacer con este mundo ficticio en su andadura con AIDP a la escritura (y está aquí al nivel habitual), hay que decir que el apartado gráfico tampoco es precisamente manco. El gran Alex Maleev genera una atmósfera distinta (como era de esperar dados los distintos estilos) a la de Mignola o Guy Davis, más fría y realista, pero que sin embargo le sienta perfectamente a la obra. Prometedor arranque, a ver que nos da de sí el resto de la miniserie.
Valoración: Por Sergio Aguirre.
Lady Demon , de Aaron Gillespie y Mirka Andolfo. Chaos/ Dynamite.
Lady Demon nos presenta de nuevo a un personaje creado por Brian Pulido en los años 90 por la editorial Chaos! Comics. En un principio se trataba simplemente de un alter ego de la que posiblemente fuese la creación más popular de la casa, Lady Death, pero con el tiempo se decidió independizarles para así sacar provecho de ambas. Resulta curioso lo alejado del aspecto visual característico de aquella Chaos! noventera tan heavy metal que se encuentra el estilo de dibujo de Mirka Andolfo, mas digamos alternativo y algo anodino.
Este primer número se abre con Violet, una joven recientemente asesinada volviendo a la vida de forma repentina. Su novio murió junto a ella y despierta justo a tiempo para ver cómo sus asesinos matan también a su padre. Cuando están a punto de asesinarla de nuevo, Violet se transfigura en la infernal Lady Demon, y llevará a cabo su sangrienta venganza. Las circunstancias en las que esta archiduquesa del infierno ha dejado su reino y el enigma de cómo llegó allí el alma de Violet sirviéndole de conducto a Lady Demon para huir a La Tierra parece que marcarán el devenir de la colección en la que ambas compartirán existencia, un tanto como lo hacían Jason Blood y Etrigan.
La verdad es que, a pesar de no tener nada especialmente destacable, estamos ante un debut bastante bien construido, que no tira del decompressive storytelling a lo largo de varias entregas para que nos enteremos de cuál es la premisa y tono de la serie. No, aquí ya tenemos todo esto ya contenido en el primer número, e independientemente de posteriores giros argumentales, ya nos hacemos una idea bastante clara de qué podremos encontrar en futuras páginas. Esto es bastante de agradecer, así como que, a pesar de encontrarnos con violencia bastante gráfica y una protagonista que está definida por un aspecto que es claramente un cebo sexual para lectores masculinos como podíamos imaginarnos, todo ello está llevado de forma menos vergonzosa de lo que cabía esperar. Un tebeo inconsecuente, si, pero tampoco uno de los de echar a la pira.
Valoración: Por Sergio Aguirre.
Shaft , de David F. Walker y Bilquis Evely. Dynamite.
Otra novedad que nos llevaba un tiempo creando expectación a medida que leíamos declaraciones de los autores implicados era esta Shaft con la que Dynamite relanza al héroe afroamericano que popularizase Richard Roundtree en el cine de los años setenta como uno de los máximos exponentes de lo que se vino en llamar la blaxploitation. Sin embargo, el guionista David Walker ha tomado la valiente y respetable decisión de basar esta serie en el universo descrito en las novelas originales del personaje escritas por Ernest Tidyman, que difiere en cierta medida de lo que se adaptó para la gran pantalla.
La acción se desarrolla en el invierno de 1968; John Shaft ha vuelto de la guerra de Vietnam y se dedica al boxeo profesional de baja altura en el barrio neoyorkino de Harlem. Uno de los gangsters locales, siguiendo los dictados de otro mafioso (blanco y aparentemente de mayor poder), presiona a Shaft para amañar el combate en el que va a participar esa noche. A través de la narración en primera persona de Shaft, asistimos a un repaso por su trayectoria vital y obtenemos un vistazo a su personalidad, un luchador, un tipo duro pero atormentado por los combates que le ha tocado librar para sobrevivir. La prosa de Walker es estupenda en estos pasajes, así como su definición del resto de los diversos personajes y sus formas de hablar. El tono es cualquier cosa menos desenfadado, como alguno podría pensar que se hubiese abordado una obra de resonancias tan funkys. Los lápices de Bilquis Evely, apoyados por el magnífico color de Daniela Miwa) dan lugar a un apartado gráfico lleno de belleza al tiempo que crudo.
Por poner pegas, podemos hablar de un par de ellas. La primera es que sabe a muy poco, nos deja con ganas de mas, cosa que tal vez sea más una virtud que otra cosa. La segunda es que las consecuencias de la decisión de Shaft respecto al combate de boxeo que le piden que pierda parecen menores de lo que uno podría imaginarse. No sé, nos habremos acostumbrados a historias de boxeadores como las de Batallador Jack Murdock o a la de Bruce Willis en Pulp Fiction. También es cierto que esto parece responder a un propósito narrativo, y que todo ello constituirá parte de un eje argumental importante en los próximos números, con lo cual es más fácil perdonarlo. La inclusión de un detalle como una lista de canciones para que nos hagan de banda sonora de la lectura del tebeo (que incluye, claro, a James Brown e Isaac Hayes, pero también a AC/DC y Public Enemy) también contribuye a ser magnánimo por lo que nos da. Un arranque que deja un muy buen sabor de boca, la verdad.
Valoración: Por Sergio Aguirre.
Angry Birds/Transformers , de John Barber, Livio Ramondelli y Marcelo Ferreira. IDW Publishing.
Puede que el fenómeno de los Angry Birds haya decaído un poco, pero a los pájaros más cabreados del mundo de los videojuegos todavía les queda cuerda para rato. Los creadores del producto más exportado de Finlandia –un hecho estadísticamente comprobado– continúan desarrollando nuevos productos de la franquicia. En esta ocasión, el último juego disponible para teléfonos móviles es Angry Birds Transformers. Para acompañar el lanzamiento del juego, IDW, en colaboración con el departamento de cómics de Rovio Studios, ha preparado una miniserie que junta a los pájaros con los robots de Hasbro.
Los Autobots liderados por Optimus Prime son asaltados por los Decepticons cuando transportan la Chispa Suprema a un lugar seguro. Para que no caiga en malas manos, el equipo de Optimus se dispone a transportarle fuera de la batalla, pero las circunstancias lo impiden, y la Chispa cae en otra dimensión. Una dimensión habitada por pájaros y cerdos. El guion de John Barber es directo y dinámico. Todos los personajes están bien definidos desde su primera aparición, tal y como exige una historia de este estilo. Cualquier lector sin conocimientos previos puede acercase al cómic sin temor alguno. El guion tampoco se detiene a dar explicaciones y ofrece acción sin descanso y mucho humor ligero que resulta forzado en algunos tramos. Es justo lo que muchos esperábamos de un producto así, aunque no deja de ser decepcionante que Barber recurriera al humor facilón.
En las tareas gráficas Livio Ramondelli se hace cargo del segmento de los Transformers, mientras que Marcelo Ferreira se ocupa de dibujar el colorido mundo de los Angry Birds y por tanto, la mayor parte de este primer número. Ambos hacen un buen trabajo representando los diferentes universos y sus estilos de dibujo son apropiados para el cómic. Quizá el coloreado que aplican a Ferreira no favorece el dibujo como debiera, pero no es algo que moleste mucho. El punto más divisivo del cómic son los diseños de los Transformers en el universo de los pájaros. Habrá partidarios y detractores del resultado final, muy cartoon y marcado.
Obviamente, para quienes busquen una historia profunda éste no es su cómic. Estamos ante un producto simpático y entretenido para fans que quieran pasar un buen rato con los personajes.
Valoración: Por José María Vicente.
Star Trek & Planet of the Apes: The primate directive , de David y Scott Tipton y Rachael Scott. IDW Publishing
Existen dos tipos de personas: Los que se enfrentaron ante el anuncio de este cómic con una actitud repulsiva ante “semejante locura” y los que, nada más anunciarse esta miniserie, pensamos que cómo diablos no se le había ocurrido esto a nadie anteriormente. De los primeros evidentemente no tengo queja alguna ya que el desconocimiento de ambas sagas (o de una de ellas) puede llevar al simple razonamiento de que ninguna de las dos tiene nada que ver. A los segundos nos dio por pensar seguramente en la cantidad de parecidos que tienen ambas sagas para mostrar un resultado tan diferente: Star Trek parte de una guerra atómica que dejó a la Tierra al borde de la quiebra y que supuso un paso adelante para la humanidad, superando sus diferencias y –con cierta ayuda externa– abalanzándose sobre el espacio cual explorador intrépido. Por su parte, El Planeta de los Simios parte también de una guerra también pero con un resultado completamente distinto: la humanidad terminó casi extinguida y esclavizada ante unos simios más poderosos en inteligencia y armamento. A pesar de lo diferente del resultado, ambas juegan con los conceptos de la ciencia ficción para explorar la raza humana y sus comportamientos –quizás a la larga Star Trek lo ha realizado con más acierto– siendo los puntos de vista optimista y pesimista lo que las distancia como grandes historias del género.
Ahora, con ambas sagas con precuelas-secuelas-reboots que se encuentran en las antípodas de sus fantásticos orígenes, nos llega este cómic nos devuelve a la época de la creación de ambas sagas para mostrarnos un crossover que podría ser interesante. Y digo podría porque no lo es. Este primer número, a pesar de lo potencial de la historia, es papel mojado. Para empezar, los fans de los simios se van a sentir ligeramente estafados porque estamos ante un cómic de la saga de Kirk y compañía. Los simios son un añadido, un personaje secundario más en una trama cuyos protagonistas indiscutibles son la tripulación del Enterprise, algo que tiene que ver con la elección de Scott y David Tipton como guionistas, ambos veteranos ya en los cómics de Star Trek. Además, el cómic se empeña en funcionar sobre conceptos que ya sabemos de antemano tan solo con ver el título: gran parte del cómic versa sobre la discusión de entrar en el portal a un universo paralelo (el de los simios) que los Klingon están usando misteriosamente. ¡Si sabemos de sobra que van a entrar! Además, es chocante como consiguen la información secreta de los Klingon, infiltrándose sin ton ni son en su mundo natal sin que la nave Enterprise (sin dispositivo de camuflaje) sea detectada por las hordas de guerreros que deben custodiar el planeta.
No hay muestras de la grandeza de Star Trek por ningún lado y, de momento, los personajes del Planeta de los Simios ni aparecen, deándose ver como meros comerciantes de armas con los Klingons en poco más de una página. Rachael Scott, una debutante en los dibujos (cuyo tumblr rezuma amor) que esperamos ver pronto con los grandes, es sin duda lo mejor del cómic, dotando a la tripulación del Enterprise de un toque añejo que se ve endulzado por unos colores brillantes que hacen honor a la colorida serie original. Pero por más que agradezca la aparición de los Klingon originales (sin los cuernecitos de marras) este cómic es una decepción en toda regla. Probablemente sea una miniserie interesante, no lo dudo, pero lo que toca analizar en esta ocasión es su número 1, el cual es una completa decepción y demuestra, como pasa en la mayoría de cómics treks, que su salida mensual en grapa es meramente testimonial frente a su posterior –y lógica– salida en tomo. Una vez ahí, seguramente compre.
Valoración: Por Tomás Martínez.
Grarveyard Shift , de Jay Faerber y Fran Bueno. Image Comics.
Sin grandes pretensiones, Jay Faerber y Fran Bueno logran una buena combinación bien géneros correctamente ejecutada, que resultan en un cómic entretenido y de lectura rápida. En las primeras páginas se nos introduce a un grupo de policías ingresando en una casa buscando un sospechoso, que no termina de la manera esperada al romperse el realismo de la historia hacia un planteo fantástico y de terror con vampiros de por medio. Justamente, estos policías serán cazados por una de estas criaturas siendo abordado el último de ellos mientras estaba compartiendo una cena con su prometida.
De esta simple y efectiva manera, se genera una historia que combina el policial, el terror y el romance, lo cual se logra aún mejor dada la narración que no se detiene innecesariamente en detalles y apunta al centro del conflicto, teniendo en cuenta que es una miniserie de sólo cuatro entregas.
Casi como excusándose, el guionista comenta en el texto posterior al cómic que esta historia la idearon mucho antes de la moda de sagas vampíricas de los últimos años, pero igualmente bien puede inscribirse en esa tendencia y aportar un grano más a esta acumulación de tramas con estos seres.
Por lo visto en su #1 no aporta nada nuevo en absoluto, aunque el entretenimiento bien logrado y la combinación de géneros que ofrece tampoco son algo para rechazar.
Valoración: Por Mariano Abrach.
Ody-C , de Matt Fraction y Christian Ward. Image Comics.
Enfrentarse a un cómic de Matt Fraction es toda una incertidumbre. Este hombre es capaz de lo mejor y de lo peor, pero no cabe duda que se trata de uno de los grandes autores del cómic americano de los últimos años. Y es ahora, cuando sus coletazos cada vez son más alejados del ruidoso mundo de los superhéroes –su Ojo de Halcón se ha alejado tanto del cánon que ha creado escuela– es cuando vemos quizás al Matt Fraction más Matt Fraction de todos cuanto hayamos leído. Su caida tras Fear Itself fue continua y los lectores de buenos cómics lo agradecemos pues maravillas como Sex Criminals nos llegan todos los meses para ponernos una sonrisa en nuestra bonita cara de lectores.
Ody-C es un cómic que podría ser de Matt Fraction o de cualquier otro. Su lírica poética es heredada de la obra en la que se basa y su trasfondo, la post-invasión de Troya, es de sobra conocido también por la obra a la que rinde homenaje. Sin embargo, que Matt Fraction lo firme es sintomático. Se trata de un autor que trabaja sus obras de una forma casi enfermiza. Que estudia el fondo y que juega a contar historias diferentes que a su vez sean parte del todo normal. Ody-C va sobre un viaje por las estrellas, un viaje en el que su protagonista Odyssia (Odiseo en femenino, ni más ni menos) va a tratar de huir de la guerra acercándose más a ella. Es un cómic bellamente escrito, contado con una suavidad a la que Matt Fraction acostumbra cuando trabaja el trasfondo y a su vez se trata de un tebeo complejo que requerirá nuestra atención pues a pesar de ser simple en la forma su fondoes épico y profundo, apelando más a las emociones que a la historia en si misma.
Christian Ward asume el reto de crear una atmosfera nueva sobre un terreno tan usado (válgame dios si no he visto 20 adaptaciones, de una forma u otra, de la Odisea) y lo hace suyo, apelando a formas intangibles y vagas atmósferas espaciales para indagar en la emoción de la obra y establecer un cánon psicodélico con una tonalidad morada por bandera. El paso lógico es seguir como hasta ahora, afrontando la dificultad de una historia tan densa como esta y dando los pasos adecuados para que la Odisea de Homero sea un relato digno de la mejor ciencia ficción. Se nota el trabajo tras las bambalinas y queda claro la intención de los autores de querer hacer algo tan grande como el noveno arte mismo. Tan sólo espero que el reto no se les quede demasiado grande.
Valoración: Por Tomás Martínez.
Rumble , de John Arcudi, James Harren y Dave Stewart. Image Comics.
En su anuncio en la Image Expo de julio del ya concluido 2014, Rumble fue definido como un cómic extraño. Luego de la lectura del #1, podemos bien dar fe de que en efecto es un cómic extraño. Por entonces también se decía que Rumble traería acción y aventura, fantasía urbana y terror, y dosis de humor y algo de bizarro; y muy bien cumple con todo ello.
La dupla autoral que trabajara en el universo de Hellboy en títulos de BPRD, compuesta por John Arcudi y James Harren, nos introduce en este #1 a un nuevo mundo que por el momento no se llega a presentar ni definir del todo. Pareciera ser una ciudad luego de alguna especie de apocalipsis, o un sitio en el que se convive entre lo que para nosotros es real y lo místico/sobrenatural… pero es impreciso. En lo que concierne a la historia que sí comprendemos, el encargado de un bar se topa con la inesperada llegada de un hombre extraño con una espada enorme que le corta el brazo a uno de sus fieles clientes, y ante lo cual dicho cantinero se deberá sobreponer y lo hará con interesantes resultados. A esto le sucederán cuestiones aún más extrañas y curiosas, todas ellas sumando a lo dicho anteriormente de acción, aventura, fantasía, urbano, terror, humor, bizarro y demases.
Con esas cualidades se genera la intriga suficiente como para querer saber qué vendrá después en esta serie, pero el mayor interés para volver en un próximo #2 es el excelente trabajo de dibujo de James Harren que para mejor está coloreado por nada menos que Dave Stewart. El diseño de personajes y la narrativa que logra Harren es notable, totalmente acorde al tipo de historia que están presentando junto a Arcudi, aportando en gran medida a lo humorístico de este cómic.
A la espera de ver qué más tiene pare ofrecer Rumble, este #1 cumple con creces con el objetivo de generar curiosidad e interés, añadiendo la oferta de dibujos y narrativa de muy buen nivel. Una serie a prestar atención en los meses por venir.
Valoración: Por Mariano Abrach.
Bitch Planet , de Kelly Sue DeConnick y Valentine DeLandro. Image Comics.
Nunca lo suficientemente valorada por no destacar tanto como su maestro ni tener obras tan ostentosas como una nueva Grant Morrison o Alan Moore que trajese la enésima revolución al noveno arte, sería interesante analizar la enorme contribución que está realizando Kelly Sue DeConnick en la ardua tarea de cambiar la imagen de la mujer en el mundo del cómic. La autora de la Capitana Marvel y Bella Muerte quizás no sea la única ni la primera, pero trabajos con la actitud de este Bitch Planet suponen una muesca más en el revolver que la escritora puede lucir con orgullo.
Ambientada en una colonia penitenciaria extraorbital en un futuro próximo, que poco tiene que envidiar a la de Alien 3 de David Fincher o otros clásicos del género pulp más crudo y casposo de los noventa como Fortaleza Infernal, el nuevo cómic de la DeConnick para Image no es lectura para cualquier niñito de mejillas sonrosadas y flequillo repeinado, sino para tías de verdad con unos huevos bien puestos.
Solo la primera splash page, en la que vemos a las protagonistas completamente desnudas y sus genitales perfectamente definidos -pero con menos sexualización idealizada de cara al lector masculino de lo que puede encontrarse en cualquier portada del cómic de superhéroes aunque su protagonista vistiese un hábito de monja-, es toda una declaración de intenciones… Antes de arrojarlas a un vertedero inhóspito custodiado por guardias con apariencia de monjas y máscaras al estilo de La Piel que Habito, además de una matrona holográfica que recuerda a Nicki Minaj, y a la que todas las prisioneras dicen odiar.
Conceptualmente Bitch Planet es un suculento caramelito que despoja de cualquier tipo de adorno edulcorado o ideal arquetípico de belleza un escenario implacable, en el que las prisioneras no tienen más apoyo para salir adelante que el de sus propios puños, astucia e instinto de supervivencia. Y sin embargo resulta sugerentemente atractivo dentro de su crudeza, con dos personajes como Penny Rolle y Kamau Kogo, de los que te conquista irremediablemente desde el momento en el que aparecen en las viñetas.
Aun así tampoco le faltan pocos problemas, empezando por una farragosidad narrativa habitual en más de una obra de la autora, y el dibujo de un Valentine DeLandro al que seguramente recordarán los lectores del X-Factor de Peter David, y que por mucho empeño que le ponga dista mucho de ser Eduardo Risso. Lejos de ser redonda, Bitch Planet congrega las suficientes ideas para ser una lectura a la que tenerle el ojo puesto. No será ninguna revolución para el medio como tampoco lo fueron los trabajos de curritos tan entregados como Roy Thomas o Roger Stern, pero desde luego el cómic tiene carácter y viene con ganas de labrarse su propio hueco.
Valoración: Por Daniel Gavilán.
Valiant sized Quantum & Woody , de Tim Siedell, James Asmus, Pere Pérez y Brian Level. Valiant Entertainment.
Quantum y Woody atacan de nuevo, y como era de esperar, el resultado es desternillante. Estamos ante un especial de 40 páginas que preludia su nueva serie, con tres historias que son correlativas y están relacionadas entre sí. La primera aventura, a cargo de Tim Siedell y Pere Pérez, la más extensa de las tres, comienza cuando el gobierno les encarga una misión a cambio de limpiar el historial del incorregible Woody. Dado lo abultado de éste, una oferta tan golosa no se rechaza fácilmente, así que los superheroicos hermanastros deberán colaborar con un grupo encargado de evitar que un gigantesco meteoro colisione con la Tierra y ponga fin a toda la vida sobre ella. Entre ellos se encuentra un viejo y extravagante enemigo suyo (con un añadido que lo deja aún mas pasado de vueltas) y una superheroina de Corea del Norte. La inusual alianza tiene un plan que parece bastante razonable para evitar la catástrofe, pero claro, estando de por medio estos dos, algo tenía que salir mal.
En la segunda, de nuevo con lápices de Pérez, pero escrita por James Asmus, vemos cómo lo sucedido en la primera hace plantearse a Woody el efecto que causa sobre su hermano Eric. Tanto la idea como su plasmación en viñetas resultan ingeniosas, y se consigue llegar al corazón del lector para luego tirar un pequeño cubo de agua fría y así no caer en la ñoñería.
Finalmente, la tercera, con guion de nuevo de Siedell y dibujos esta vez de Brian Level, explora a un ¿nuevo? personaje introducido en la primera y que resultaba fundamental para la resolución de la crisis. Éste, Phoenix-man, probablemente juegue un papel importante en la próxima Quantum & Woody must die, y la verdad, resulta un auténtico hallazgo.
Todo el especial exuda el habitual tomo irreverente al que nos tienen acostumbrados las historias del este peculiar dúo, y del cual es difícil cansarse. Apenas se hace alguna concesión a la corrección política mientras pasamos una descacharrante página tras otra, sin que falten en absoluto por ello tramas superheroicas de calidad propias del género. Si esto es una muestra de lo que nos espera, yo no pienso perdérmelo.
Valoración: Por Sergio Aguirre.
The Valiant , de Jeff Lemire, Matt Kindt y Paolo Rivera. Image Comics
Tras seis meses de impaciente espera desde que fuera anunciado el nuevo proyecto de Jeff Lemire (Animal Man, Hawkeye), Matt Kindt (MIND MGMT, Unity) y Paolo Rivera (Daredevil), The Valiant por fin ha aterrizado en nuestras manos y el resultado no podía ser más satisfactorio. Sin duda, la editorial de Bloodshot, X-O Manowar o Quantum y Woody necesita un buen meneo en lo que respecta a ventas y exposición mediática, un tanto diluida últimamente aunque el nivel medio de sus historias puede considerarse notable. Por ello, la alianza de estos tres autores de renombre servirá para atraer a un buen número de fieles a sus filas. De ello son conscientes tanto Lemire como Kindt, quienes ofrecen lo que los americanos denominan “new-reader friendly” y que nosotros conocemos como “nueva serie para los no iniciados”. Es decir, una nueva serie para nuevos lectores. Normalmente, ello suele acarrear una consecuencia negativa para los lectores más veteranos, que se sienten ligeramente desplazados y no ven recompensada su fidelidad con nuevo contenido que les haga vibrar.
Aquí sucede en parte, ya que ambos guionistas son capaces de conjugar con gran maestría una historia que, narrada en varios tiempos y a varias voces, ofrece una escalada de violencia muy interesante que a buen seguro llevará a unirse/reunirse a todos los personajes de una forma muy sencilla. Presentación, premisa y nuevo conflicto de forma rápida y concisa con material de sobra para los lectores nuevos y veteranos. Desde la introducción (algo que no entendí por qué no hicieron en su momento con la cabecera de Eternal Warrior, porque queda muy chulo) hasta el cliffhanger obtenemos una montaña rusa de acción muy deliciosa. Es decir, un excelente primer número que deja el listón muy alto para futuras entregas a la vez que toda una autopista de historias para poder narrar, todo ello sin un solo momento en el que se pueda detectar que esto ha estado guionizado por dos guionistas en vez de uno solo.
Las características del que va a ser el enemigo principal de la miniserie (que recordemos durará, para nuestra desgracia, tan solo cuatro números) permite a Paolo Rivera desplegar un registro de diseños, perspectivas y tonalidades de su fantástica paleta gráfica durante las más de diez páginas (donde se pone excesivo énfasis en la ineptitud un tanto irreal de Gilad durante siglos). Si hay que canalizar el Frank Miller interior durante una página, se hace. Y se borda. Si hay que hacer lo mismo con el mejor Kevin Maguire para presentar a la protagonista principal, pues también se hace. No hay problema. Un dibujo perfecto para un primer número casi sobresaliente.
Valoración: Por Pedro Monje.
Vía Zona Negativa http://www.zonanegativa.com/mundo-independiente-resenas-diciembre-2014/
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