Lo mejor de DC Comics 2014: Series
Hace tres años DC relanzó todas sus series. Hace tres años se rompía con décadas de continuidad y se hacía un borrón y cuenta nueva. Hace tres años vieron la luz 52 series de las cuales muchas ha sido canceladas (lo que era de esperar), otras se han consolidado por si mismas como todo un acierto, mientras que la que quedan se mantienen en un océano de bruma que no termina por definirse del todo y que impide poder determinar si merecen de nuestro tiempo. Han sido tres años de cambios y más cambios, no solo los personajes han cambiado, en mayor o menor medida, sino también los equipos creativos. Y es por eso que, tras tres años, nos hemos preguntado en Zona Negativa que hay de bueno entre todo lo que se ha publicado bajo el sello de DC durante el 2014.
Grandes profesionales están detrás de este listado de series. Gente como Brian Azzarello, Grant Morrison, Jeff Lemire, Charles Soule, Scott Synder, Neil Gaiman, Kurt Busiek, Jeff King, Tim Seeley, Mikel Janin, Andrea Sorrentino, Jesús Saiz, Robert Venditti, Van Jenssen, J.H. Williams III, Brent Anderson, Cliff Chiang, Sean Murphy, Ivan Reis… han dotado de vida a los personajes con los que han desarrollado su trabajo y que les ha hecho merecedores de formar parte de lo mejor del 2014 de DC Comics.
Y sin más preámbulos solo queda dar paso al top 10 de series 2014.
Sandman vio la luz en 1990 y fue en 1996 cuando Neil Gaiman publicaba su última historia con el personaje. Han tenido que pasar 17 años para que fuera rescatado del limbo y ahora Gaiman nos ofrezca una última función con el personaje que lo hizo grande.
Sandman Overture es una despedida. Un bis nostálgico donde Gaiman nos dice adiós definitivamente en forma de precuela. Porque de eso trata Overture, de los sucesos previos a la captura de Morfeo por el ocultista Roderick Burguess, tal como se pudo ver en el primer número de la serie. Y como no podía ser de otra forma para esta despedida vamos a tener de vuelta a los miembros más populares de su familia, como Muerte o Destino en un nuevo sueño colectivo que nos trae de vuelta a ese Sandman que hace 17 años nos hizo caer rendidos en los brazos del propio Morfeo.
Gaiman se recrea en su propia creación y se deja llevar. Sandman y Gaiman, Gaiman y Sandman. Son lo mismo en un solo cuerpo, en una sola mente, y no es necesario forzar a ninguno de los dos para que la historia brote como un manantial de aguas puras sobre la roca viva de las montañas. Amor es lo que destila Gaiman por Sandman y éste se lo devuelve incondicionalmente dibujado por J.H Williams III, que ilustra lo onírico del universo de Sandman con la perfección y exquisitez que acostumbra.
Poesía en forma de viñetas para dar forma al último sueño de Sandman.
Superhéroes y Ciencia Ficción son una gran combinación se mire por donde se mire. La mayor arma del universo, el mayor cuerpo policial del mismo, miles de mundos y miles de razas que proteger hacen de esta serie algo muy grande. Cuando los Guardianes formaron su primer cuerpo policial confiaron en las máquinas, los Manhunters, pero su apuesta pronto demostró que distaba mucho de ser lo que el universo precisaba. Las emociones nos moldean, nos hacen ser lo que somos y por tanto son las que pueden cambiar el universo. Así nacieron los Corps, 7.200 soldados portadores del anillo que controlan la fuerza de la voluntad con el objetivo de vigilar y proteger los 3.800 sectores en los que se divide el universo.
EL 2814 es especial. Es en el que está la Tierra y es el hogar de cuatro Green Lantern. El más activo dentro del cuerpo John Stewart, es marine, ex arquitecto, es sobre el que la serie, escrita por Robert Venditti y Van Jensen, pivota a la hora de desarrollar el vasto potencial de tener todo el universo para escribir sobre el mismo. Y es esa inmensidad la que hace que resulte una serie tan interesante. Su enorme potencial para desarrollar no solo a los personajes, sino conceptos tan interesantes como el propio Mogo, sede de los Green Lanterns tras la destrucción de Oa, o conocer cualquiera de los planetas dispersos por la galaxia hace que el interés no decaiga en ningún momento. Venditti y Jensen han dado su propio estilo a la serie tras la marcha de Peter J. Tomasi, pero manteniendo la esencia y el tono seudomilitar y marcial. No hay que olvidar que estamos ante una fuerza de choque universal en la que vamos a descubrir que en el universo no estamos para nada solos.
Hablar de Astro City es hablar de la serie que ha redefinido la manera de hacer cómics de superhéroes. Si Watchmen es la deconstrucción del héroe, la oscuridad, Astro City es la luz y el ensalzamiento del superhéroe. Nacida en el sello Homage, dentro de la editorial Image, en 1995 ha visto como el paso del tiempo no hace mella en su planteamiento, demostrando ser una sólida construcción por parte de sus dos creadores: Kurt Busiek y Brent Anderson.
El primer arco argumental de la serie comprendió desde 1995 a 1998, para retornar en 2003, 2005 y 2010 mediante miniseries, hasta recalar en 2013 en Vertigo como si el paso del tiempo no hubiera ido con ella. Mismo portadista, Alex Ross, y el mismo equipo que la creo hace ya 20 años vienen a demostrarnos su buen hacer con unos personajes y un concepto tan bien desarrollado que no importa si el Samaritano es como Superman o el Confesor como Batman, lo que importa es que a través de ambos personajes Busiek y Anderson (con unos dibujos que, aun siendo clásicos, se hacen imprescindibles para el tono de la serie) son capaces de contarnos esas historias que aparentemente no nos cuentan en la cabecera de Superman o Batman.
Sin tener un personaje fijo de peso dentro de la serie, cada número suele estar enfocado en un personaje distinto, la colección atrapa al lector desde el principio. Guiones sólidos, emocionantes, donde lo que sienten los héroes es lo importante y la acción lo secundario, donde vemos la otra cara de la moneda de llevar mallas, terminan por dejarnos claro que no estamos ante una serie más de tipos que pueden volar o levantar coches. Estamos delante de una serie que explora el concepto del héroe para desengrasarlo y mostrarlo tal como es, sin filtros que edulcoren la propia esencia del héroe.
Trabajar con Batman es lo más difícil que te puede pasar. Solo el personaje ya intimida por sí mismo. Son 75 años a las espaldas, 75 años de historias en las que le ha pasado de todo, 75 años de triunfos y fracasos, 75 años en los que se ha forjado un mito contemporáneo con el que no es nada fácil trabajar. Tras el reseteo del Universo DC Batman sufrió pocos cambios. Su esencia seguía estando, su razón de ser, su núcleo estaba inalterado y en parte por eso mismo tomar las riendas de la que iba a ser su principal serie no era algo que fuera a ser sencillo para Scott Synder. Pero Synder se muestra muy capaz cuando de su pluma salen historias tan potentes como el Tribunal de los Búhos o la de Año Zero con la que está alcanzando una nueva cota en lo que a crear nuevos conceptos para el personaje. Una mirada atrás, pero más de lo que nunca nadie había mirado nunca, más allá del primer año hay un principio que marca a Bruce para siempre y es ahí, en ese punto donde Synder construye su historia como si de un maestre orfebre se tratara.
La forja del héroe llevado a su máxima expresión.
Pero toda gran historia merece un gran dibujante, uno que deja atrás los tiempos en los que su trazo se asemejaba a un McFarlane vitaminado, para adquirir personalidad propia y desarrollar su mejor trabajo. Estamos hablando de Greg Capullo, dibujante que se muestra en su mejor momento y que es capaz de desarrollar la espesa trama que Synder desarrolla en Año Zero sin dificultad alguna. Su dibujo ligeramente caricaturesco, de imponente factura y estilo personalísimo, aportan a la trama el punto perfecto de oscuridad que esta requiere.
Un equipo creativo de lujo para un Batman de lujo.
Toda obra de Vertigo lleva algo de sus autores. Su trabajo es más personal, más libre, más puro y The Wake es un claro ejemplo de ello. Scott Synder usa a Vertigo para responder a una pregunta eterna que ronda en nuestra sociedad desde tiempos ancestrales: ¿de dónde venimos? Ciencia ficción, terror, aventura y misticismo se dan la mano en un trabajo que no deja indiferente por su planteamiento y sobre todo por su ejecución y finalización. Acompañado de Sean Murphy, talentoso dibujante de trazo bello y estilizado, enorme capacidad para el diseño global lo convierten en la pareja perfecta de baile para una historia que arranca como algo pequeño y termina por ser algo muy grande, con independencia de lo que pienses de su desenlace.
Aportar sentimiento a un guion es lo que hace a un escritor mejor. Synder es capaz de meternos en la historia en dos páginas, crear el vínculo emocional adecuado con el personaje principal y terminar por romperlo para de nuevo empezar a construir esa relación tan necesaria para que la historia cale dentro. Y Murphy apoya a los textos con su dinamismo, su narración pausada y detallada, su fluidez natural a la hora de llenar los huecos entre las palabras es de tal magnitud que uno no sabe dónde empieza y termina el trabajo de estos dos grandes profesionales del medio.
Tras la supuesta muerte de Dick Grayson y su alter-ego Nightwing, la editorial DC (en la que muchos acusan a su editor, Dan DiDio, de querer muerto a Nightwing desde hace ya largo tiempo) apostó por una serie de corte absolutamente distinto al que ofrecía la serie del antiguo sidekick de Batman. Si antes se trataba de una especie de Batman 2 (al que intentaron distanciar del hombre murciélago mandando al superhéroe a Chicago) ahora se trata de una temática a años de distancia que ha supuesto una auténtica revolución y que es para muchos la mejor serie del año. Tim Seeley es el encargado de llevar a cabo los guiones junto con el novelista y guionista Jeff King y a ellos se les une el español Mikel Janín para poner el broche de oro a una serie de espionaje con toques de surrealismo y tonalidad adulta que no cabe duda seguirá estando en lo mejor de la editorial si continúa por el gran camino que lleva hasta ahora.
La sombra de Alan Moore en esta colección es muy grande. Muchos son los guionistas y dibujantes que se han acercado a este personaje tras la marcha del inglés y han demostrado dejarse impresionar demasiado por su trabajo. Muchos han pecado de continuistas, queriendo seguir contando historias como las de Moore, pero eso solo sabe hacerlo Moore, y por tanto han fracasado irremediablemente. Pero tan solo era cuestión de tiempo que la masa de musgo verde encontrara en Charles Soule a su salvador.
Soule se aleja de Moore sin temer lo que pueda pasar. Interpreta al personaje a su manera y aporta un aire mucho más superheroico a las historias, sin dejar de lado el aspecto sobrenatural. Su Cosa del Pantano es más luminosa, más esperanzadora, un grito en medio del encorsetado medio que reclama nuestra atención, no solo por el propio Soule y sus tramas entrecruzadas, sino también por Jesús Saiz, acompañado por Javier Pina, en el que es sin lugar a dudas su mejor trabajo hasta la fecha. Su dinamismo y trazo limpio, hacen de la historia algo especial. Sus diseños, su majestuosidad al mostrarnos el Verde aporta a la serie el toque perfecto que hace que podamos, sin sentir vergüenza alguna, poner estos números al lado de los de Moore en nuestra estantería.
Esta es la serie donde hemos podido volver a disfrutar un perfecto ejercicio de ingeniería estructural y narrativa como no se había visto desde la llegada de Alan Moore a La Cosa del Pantano. Un número, solo uno, ha necesitado en enorme talento de Jeff Lemire para demostrar el enorme potencial que tiene Oliver Queen cuando se entiende la misma naturaleza del personaje. Un guionista de largo recorrido que aquí se marca un sprint para desmontarlo todo y reconstruirlo en 24 páginas. Con un giro de 180 grados la pobre existencia del arquero se verá elevada a la enésima potencia, en parte por el enorme talento de Lemire, pero también por los lápices de un Andrea Sorrentino desatado. Su puesta en escena supera con creces sus anteriores trabajos y le permite pasar a formar parte de la propia historia. Lemire no podría contarnos lo que nos cuenta si no fuera por la habilidad de Sorrentino de dinamizar la acción, de enseñarnos como los personajes se mueven y las flechas cortan el aire.
Un cambio de rumbo que sabe a poco por lo efímero, pero que nos deja un recuerdo para siempre.
Grant Morrison lo ha vuelto a conseguir.
El escocés, odiado y amado por muchos, ha demostrado que en su mente anidan las mejores ideas. Ha sido capaz de plasmar un concepto que por enorme tan solo se tenía constancia de su existencia y nunca se había encarado de manera directa, no al menos desde la Crisis en Tierras Infinitas. Un escritor que no deja indiferente, capaz de romper la cuarta pared para volver a experimentar con el metalenguaje de su obra, capaz de pensar en cuatro dimensiones a lo largo de todo su trabajo y donde unos solo ven confusión otros ven talento. Talento que viene acompañado por uno de los dibujantes más espectaculares del momento, Ivan Reis. Su trabajo es, a falta de un adjetivo adecuado, titánico. Sus lápices son capaces de dar forma a esa cuarta dimensión que crece en el interior de Grant Morrison, demostrando que estamos frente al concepto por excelencia del Universo DC: el Multiverso.
Con la llegada de los Nuevos 52 la amazona por excelencia, integrante de la Trinidad de DC, empezaba su andadura acompañada de cierta controversia por el uniforme que iba a llevar. Imágenes promocionales donde llevaba pantalones levantaron cierto revuelo (no entendemos por qué) pero la cuestión es que su serie arrancó con fuerza, tanto narrativamente, como visualmente, con Brian Azzarello al mando y Cliff Chiang a los lápices. El primero tenía muy claro lo que quería contarnos y para ello ha seguido su libro de ruta para llevar a Diana a través de los mitos griegos con una vuelta a los orígenes donde lo ha cambiado todo y nada. Clasicismo y modernidad se dan la mano. Una mafia plasmada en el panteón olímpico para el recuerdo en el que podemos disfrutar de lo mejor de la mitología con lo mejor de la serie negra. El segundo ha demostrado ser capaz de reinventar los clásicos entre los clásicos y no tener miedo a romper con los anclados diseños que se han venido arrastrando desde la recordada etapa de George Perez. Chiang ha sido capaz de plasmar a la Cosa Nostra siciliana vista a través del prisma de Homero.
oo
Y con esta selección acabamos. ¿Son estas las mejores series? ¿Cuáles crees que merecen estar en este Top 10? ¿Sobra alguna? La sección de comentarios queda a vuestra disposición para debatir sobre este ranking o cualquier otra cosa relacionada con las series de DC de este año.
Y de las que hemos seleccionado, ¿Cuál ha sido para ti la mejor serie de DC Comics en 2014?
Note: There is a poll embedded within this post, please visit the site to participate in this post’s poll.
Vía Zona Negativa http://www.zonanegativa.com/lo-mejor-de-dc-comics-2014-series/
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