domingo, 30 de noviembre de 2014

IV Semana del Cómic de La Laguna: Presentación (nueva fecha)



Hoy lunes, 1 de diciembre de 2014, se presentará en la Librería Lemus de La Laguna la cuarta edición de la Semana del Cómic de La Laguna, organizada por el Aula Cultural “Radio Campus” de la Universidad de La Laguna, el Café 7 y LAGENDA del ocio de Tenerife. La conferencia inaugural correrá a cargo del profesor del Departamento de Sociología y Antropología de la Universidad de La Laguna José Saturnino Martínez García, el cual disertará sobre los valores que inspiran la figura del Capitán América. La fecha original hubo de ser alterada por causa del temporal de lluvia y viento del pasado viernes.


Las actividades del salón se publicarán en esta página.



Vía Zona Negativa http://www.zonanegativa.com/iv-semana-del-comic-de-la-laguna-presentacion-nueva-fecha/




Capitán América, héroe de la res publica, por José Saturnino Martínez García



(Una versión del presente artículo ha sido publicada en Le Monde Diplomatique y la temática del mismo será el objeto de la conferencia inaugural de la IV Semana del Cómic de La Laguna).


El subgénero cinematográfico de los superhéroes, bajo su forma de entretenimiento aparentemente intrascendente, permite ilustrar diversos problemas ideológicos. Abundan las películas narradas con la suficiente ambigüedad como para que sean compatibles con varias visiones políticas, y así contentar a más público, o generar más polémica (y publicidad), como sucedió con la última película de Batman: los de izquierda decían que era de derechas, por parodiar el terror revolucionario, y los de derechas, que era de izquierdas, por parodiar a Wall Street como una cueva de ladrones.


Aunque las lecturas de algunas de estas películas puedan hacerse en clave progresista, suelen tener un punto “ciego”, en el sentido de que su capacidad de crítica no suele ir más allá de lo que permite el pensamiento progresista de corte liberal, pero ni mucho menos abren las puertas a la crítica radical, sobre todo la de tipo económico. Dicho de otra forma, son películas que defienden el orden político liberal (participación política bajo las instituciones de la democracia entendida como votar cada cuatro años, respetar las leyes, los derechos individuales y luchar pacíficamente por los derechos civiles), pero no cuestionan las bases materiales del capitalismo (libre mercado, economía movida por el lucro personal y fuerza de trabajo libre que para subsistir debe aceptar las condiciones que le ofrezcan los empresarios), que llevan a una sociedad donde la igualdad de derechos formal no se ve respaldada por cierta igualdad material para poder ejercerlos y llevar una vida digna.


En el caso de Capitán América cabe destacar que más que liberal, es un héroe republicano. Pero no en el sentido que muchos podrían interpretar, como defensor de la cosmovisión del partido republicano de EE.UU. No es republicano porque esté en contra de las minorías, la diversidad sexual, y a favor del modelo de familia patriarcal, el imperialismo americano, etc… Su nombre y su atuendo confunde a quienes no conocen a este personaje, pues tienden a creer que es un patriota WASP (White, AngloSaxon and Protestant), es decir, en el sentido conservador de defensa de la nación estadounidense y la cultura blanca, anglosajona y protestante, cuando lo que realmente sucede es que es un patriota constitucional, en el sentido habermasiano (no en el sentido del PP). Es decir, defiende a EE UU en tanto encarne los valores cívicos de la libertad, la igualdad, la fraternidad y la participación activa en la polis. El “patriotismo constitucional” del PP se basa más bien en la idea esencialista de que la Constitución no debe tocarse en cuestiones que afectan precisamente a su visión clásica del patriotismo, esto es, permitir una mayor descentralización, reconocimiento de nacionalidades históricas o incluso la independencia de parte del territorio. Como se ve, aunque la expresión sea la misma, significa lo contrario.


El patriotismo constitucional (habermasiano) del Capi llegó al punto que en los 70 abandona su identidad de Capitán América cuando descubre que el Gobierno de EE UU está infiltrado de corruptos, en clara alusión a la presidencia delictiva de Nixon. En esa etapa se hace llamar Nómada, para dejar clara su falta de compromiso con ninguna nación en concreto. Más recientemente, el movimiento del Tea Party, el ala populista de los republicanos de EE UU, fue recreado y criticado (muy brevemente) en sus páginas hasta el punto de que para evitar la polémica, en sus ediciones posteriores esta referencia fue censurada. Ya sabemos que en el capitalismo hay libertad de expresión, mientras la expresión no dañe el negocio. El funcionario censor del Estado ha sido reemplazado por el ejecutivo del departamento de marketing.


El Capitán América es republicano en el sentido de la filosofía política que parte de la tradición de la Roma republicana. Por un lado, la República Romana surgió como forma de impedir la tiranía en la que podía desembocar la monarquía, para imposibilitar que un solo hombre pudiese ir contra los intereses del conjunto de los ciudadanos (o de la oligarquía, como realmente fue el caso). Por otro, las convulsiones de la República tardía llevaron a que varios pensadores y políticos romanos fueran conscientes de las tensiones entre oligarquía (optimates), demandas populares, corrupción y políticos sin escrúpulos podían acabar con la República, como finalmente sucedió. También fue la filosofía política en la que se sustentaron las ciudades Estado italianas, en su lucha contra el Papado y contra el Imperio, y que defendió Maquiavelo.


La dimensión reactiva contra la tiranía del pensamiento republicano, que surgió en contra de la monarquía como forma de gobierno, se acompañó de la defensa de los valores cívicos, como señala Garagarella:


“indispensables, según se asumía, para el logro de la libertad buscada. La lista de valores defendidos por el republicanismo es muy extensa. Los pensadores inscriptos [sic] dentro de dicha corriente tendieron a exaltar, por ejemplo, la igualdad, la simplicidad, la prudencia, la honestidad, la benevolencia, la frugalidad, el patriotismo, la integridad, la sobriedad, la abnegación, la laboriosidad, el amor a la justicia, la generosidad, la nobleza, el coraje, el activismo político, la solidaridad y, en general, el compromiso con la suerte de los demás. De acuerdo con Maquiavelo, por ejemplo, este compromiso con los demás podía llegar al extremo de requerir que cada ciudadano luchase y diese la vida por el bien común. Sólo de este modo -sólo gracias a la presencia de ciudadanos así dispuestos hacia su comunidad- es que la república iba a tener chances de sobrevivir frente a contratiempos seguros”.


El Capitán América desentona en el universo de héroes contemporáneos de acción precisamente por cómo encaja en esta definición de los valores republicanos clásicos. Los buenos del cine de acción ejercen la violencia en nombre de la familia, un valor privado, mientras que los malos son los que la ejercen en nombre de la política (musulmanes o de Europa del Este) o los negocios, a veces ilícitos (fundamentalmente latinoamericanos y también del Este) a veces lícitos en apariencia, como directivos de grandes corporaciones (en cuyo caso son normalmente varones, maduros y WASP). En el caso de la película Soldado de Invierno es la gran corporación con apariencia de legalidad, mandada por un WASP la auténtica villana, como mandan los cánones del main stream progresista. El más malo, por supuesto un WASP entrado en años. En esta película la trama malvada se asienta en la tensión entre seguridad y libertad. Los “malos” prefieren aumentar la seguridad a costa de la libertad y la privacidad como pasó en EE UU con la Patriot Act tras el 11 de septiembre.



El mensaje del cine de acción convencional es claro: se afirma de forma subliminal que la única lucha que importa es la defensa de la vida privada, y que no vale la pena poner la misma energía en la transformación sociopolítica de la sociedad en la que vivimos. Por ello, este cine no es político en sentido explícito, pero es muy político a la hora de presentar cómo debe ser la buena vida en la polis: preocúpate de tus asuntos, no le des importancia ni a la participación en la cosa públia ni mucho menos a la política transformadora. Si es cine de derechas, la justicia se toma por como venganza personal, pues no importa la polis, sólo los lazos de sangre. Si es progresista, el individuo anónimo con pocos recursos vence al malo gracias al buen funcionamiento de las instituciones, en cuyo caso sí entronca con la virtud republicana de hacer cumplir las leyes que nos permiten luchar contra los poderosos, pero esto suele suceder más en el género de juicios que en el de acción.

La participación en la vida pública en este tipo de cine siempre está motivada por asuntos de la vida privada en el sentido de “vicios privados, virtudes públicas”. La búsqueda de justicia no es la búsqueda de la virtud de una sociedad en la que se repare el daño causado, se reconozca al culpable y el castigo ejemplar sirva para reforzar los lazos de la comunidad política. Es simplemente venganza, sin tener en cuenta la espiral que así se desata. En este sentido cierta tradición japonesa de venganza concluye con el suicidio del vengador, en reconocimiento de que su acción puede desencadenar una espiral de violencia sin freno. El asesinando también tiene familia inocente que no es merecedora del daño de su pérdida, y a su vez puede reclamar venganza. Pero en el caso del Capitán América la búsqueda de la justicia es cívica: defiende la libertad y la democracia. En la primera película se ve claramente que su motivación es únicamente la lucha contra el nazismo. Es un héroe comprometido con un ideal, no un sádico aprovechado de las buenas causas para dar salida a sus instintos asesinos. Precisamente por su integridad moral y su capacidad de sacrificio es seleccionado para el programa de supersoldado que le dará sus poderes (fuerza, agilidad e inteligencia mejoradas), ya que dicho programa potencia también las cualidades morales. Por eso, otros soldados más aguerridos y fuertes, pero pendencieros, no son seleccionados.


En Los Vengadores, película en la que se unen varios superhéroes, se plantea la tensión entre los dos tipos de héroes en el debate entre Iron Man y Capitán América. Iron Man es el héroe que en el fondo tiene buen corazón, pero que prefiere presentarse como un macho duro, hedonista y cínico, pues el compromiso moral público está pasado de moda. Por el contrario, el Capi sí defiende esta visión tradicional de compromiso público que puede llegar al sacrificio personal: morir por la causa, no matar por ella. Lo importante es el compromiso cívico, no dar rienda suelta a la violencia. De hecho, en uno de los cómics, en sus orígenes cuando es recluta, se plantea que su posible vocación es entrar en la vida política. Si la democracia se limita a la “votocracia” una vez cada cuatro años, se disuelve en un juego oligárquico. Para que subsista, es necesario implicarse activamente en la vida de la polis.



El propio género de superhéroes ha reflexionado sobre si los justicieros cumplen realmente con un servicio social en pro de una sociedad más justa o son psicópatas que buscan una coartada para dar salida a su vena sádica. Esto se plantea claramente tanto en el caso de Punisher como en el de Batman, por no hablar de Watchmen, que he comentado en otro lugar (Martínez García 2009). En el caso de Punisher, el guionista iconoclasta Garth Ennis le da un origen en el que, la muerte de su familia por la mafia que le lleva a ser un justiciero, en última instancia responde a un oscuro pacto para dar rienda suelta a su instinto sanguinario, descubierto en la guerra del Vietnam. Ennis así deja claro que sufrir el asesinato de seres queridos no justifica matar, eso es ponerse a la misma altura que el asesino. La vida humana deja de tener valor en sí misma, y lo que sucede es que hay motivos más o menos válidos para acabar con ella. La venganza asesina degrada no sólo al asesino, sino a la forma en la que todos entendemos el valor intrínseco de la vida. Si hay motivos para quitar una vida, será cuestión de discutir hasta encontrar buenas razones para matar. Un ejemplo de esta degradación es el caso de los “daños colaterales” en las incursiones militares: los analistas estiman cuántos muertos “inocentes” pueden perecer en un ataque letal. Si el número de bajas estimadas es pequeño, se da el visto bueno a la orden. La vida pasa a ser un asunto contable y discutible, como cualquier otra mercancía.


El caso de Batman es similar: la muerte traumática de sus padres en la infancia le lleva a impartir justicia por su cuenta. Pero a su vez, al impartir justicia por su cuenta, motiva a los villanos a imitar su estrategia de organizarse, entrenarse, disfrazarse y saltarse la ley, como se ve en los guiones de Miller y en Batman II en cine. Se llega a poner en duda hasta qué punto sus atajos legales generan más problemas de los que pretenden evitar, como le recuerda su fiel mayordomo en Batman III. Si te mueve la venganza, el hecho de que tus acciones puedan desgarrar el tejido comunitario, que se fundamenta en respetar la ley y las instituciones, puede pasar a ser secundario. Batman lucha contra la corrupción de Gotham City con más corrupción, no con menos.



En el caso del Capitán América esto no sucede. Su uso de la violencia siempre está muy controlado, minimizando las bajas en la medida de lo posible, y su motivación original no es ningún ajuste de cuentas personal. Por ejemplo, en su pelea contra el Soldado de Invierno está dispuesto a dejarse matar antes que matar a su antiguo amigo, al que le han lavado el cerebro. En caso de guerra, en los cómics, defiende a los enemigos que se rinden. O su gran arma es defensiva, un escudo. Pero sobre todo es apreciado por su capacidad de liderazgo y por su inteligencia táctica, no por el uso de la fuerza bruta. Las peleas se ganan pensando y coordinando un equipo, no siendo el más macho más individualista, violento y temerario, como se ve en Los Vengadores.


Tanto en el cómic como en la película más reciente Soldado de Invierno se presenta al Capitán América como un personaje desubicado, pues es un joven voluntario de la Segunda Guerra Mundial que, tras estar invernado reaparece en nuestro presente, en el que, en los cómics, ve que se ha echado a perder el sueño americano. Esta desubicación se muestra en tres elementos. Por un lado, se crió en una época en que era fácil distinguir entre el bien y el mal, aliados frente a nazis. Ciertamente, esta claridad es más bien una proyección retrospectiva, pues como han señalado algunos historiadores, la II GM puede interpretarse como una guerra civil europea, en el sentido que en la mayoría de los países había bandos que apoyaban a ambos contrincantes. En el caso de EE UU, antes de la guerra cabe destacar a personajes como el industrial del automóvil Henry Ford, uno de los más influyentes representantes el desprecio a los judíos, extendido en la élite WASP del país en aquella época, por no hablar de la segregación racial que existía en el sur de EE UU.


Por otro lado, el mundo de las grandes corporaciones modernas, con sus organigramas e intrigas palaciegas le resulta totalmente ajeno al Capi. No es capaz de aclararse con los enredos de trabajar en organizaciones en las que las partes no se comunican entre sí, incluso luchan entre ellas, como sucede con la gran corporación de seguridad SHIELD. Y por último, su rectitud moral es de otra época, como venimos señalando. La motivación de la gran mayoría de los héroes de acción es personal, hasta el punto que el género de acción main stream puede entenderse como un género de venganza. Como ya hemos señalado, en el canon moral de este tipo de cine, es lícito torturar y matar si han dañado la vida privada (asesinado a un ser querido), pero no si es por transformar la sociedad (la muerte por motivos estrictamente políticos siempre es condenable). El daño al ser querido debe notarse que ha pasado de “mata al malo, salva a la chica” a “mata al malo, salva a tu hija”. La inestabilidad de las relaciones amorosas parece que ya no hace creíble que uno se someta a todo tipo de penalidades por una mujer que ya ha tenido varios novios y de la que podremos divorciarnos a los pocos años de casados.


En los cómics podemos encontrar otros elementos políticos que muestran al Capi como defensor de la república. Por un lado, como ya se ha dicho, su renuncia a vestir con los colores de EE UU cuando EE UU deja de ser el país de la libertad y la democracia para estar gobernada por un grupo corrupto. Por otro, el gran acontecimiento Marvel: la Guerra Civil entre superhérores buenos. Para los aficionados al género esta guerra es un gran hito, pues nos pasamos toda la vida pensando quien ganaría si dos superhéroes buenos se enfrentasen entre sí… El Capi vs Iron Man… ¿quién ganaría? El eje de la trama es uno de los tópicos en el cine progresista de Hollywood: la tensión entre seguridad y privacidad, que también es la base de Soldado de Invierno. ¿Hasta qué punto el control de la violencia justifica la intromisión del gobierno en la vida privada de sus ciudadanos? Un grupo de superhéroes jóvenes, debido a su falta de experiencia, a la hora de luchar contra los villanos, acaba produciendo una catástrofe en la que fallecen decenas de niños.


A partir de aquí la opinión pública y los políticos se preocupan por controlar a los superhéroes buenos, y se crea un registro. Es curioso porque lo que se propone es obligatorio en España: una tarjeta de identificación con su afiliación, una especie de DNI de los superhéroes. Aquí se percibe lo que es una cultura política fundada desde su origen en el ideal de libertad, aunque sea burguesa, como la de EEUU, frente a la tradición de dictadura de nuestro país.


Frente a esta intromisión, la comunidad de superhéroes buenos se fractura, incluyendo familias, como la de los Cuatro Fantásticos. Un héroe que defiende los valores cívicos y la república (como ideal político de los romanos) como el Capi, ¿con quién creen Vds. que se alinea? Efectivamente, con el bando en contra del registro de superhéroes. Su compromiso con las virtudes republicanas le lleva a estar fuera de la ley. Como se ve, un héroe defensor de la “res publica” puede ser un héroe que lidere la protesta cívica en contra de las leyes, como sucedió en el movimiento de derechos civiles de EE UU. Ser un buen patriota no es estar incondicionalmente con tu patria, es apoyar a tu patria en tanto que es una república de ciudadanos libres, no sujetos a dominación arbitraria del Estado o de otros poderes, y en la que la justicia no es venganza, sino un refuerzo de los lazos comunitarios.


¿Y cómo participa el Capi en política? En un cómic anterior intentan aprovecharse de su prestigio para promoverlo como candidato de un partido populista en EE UU, pero se da cuenta a tiempo de que lo quieren emplear como un pelele al frente de un partido movido por turbios intereses. Pero no por eso considera que todos los políticos son iguales, y decide implicarse en la participación en la campaña electoral, a favor de quien defiende a los débiles, como él hace como superhéroe. Eso sí, por su virtud pública participa como un ciudadano anónimo, yendo puerta por puerta para defender a su candidato, no aprovechándose de su situación de poder.


El republicanismo no sólo está en algunos cómics. Fue la principal inspiración ideológica de Zapatero, hasta el punto que se invitó a uno de sus principales pensadores contemporáneos a evaluar su primera legislatura, Philip Pettit. De dicha evaluación salió más o menos bien parado, con su apuesta por el reconocimiento de derechos de las mujeres, de la diversidad sexual, por su pacifismo, por la cooperación internacional, por los dependientes, por los peor situados con subidas de pensiones mínimas y no contributivas en mayor medida que el resto, por el diseño de las becas como derecho estable y no como premio impredecible. Pero el fallo de Zapatero estuvo en que mantuvo la economía al margen del republicanismo. La audacia republicana en pro de derechos civiles y sociales no fue acompañada en luchar contra la burbuja inmobiliaria. El valor en no honrar al ejército imperial de EE UU no fue acompañado por el valor en controlar el sistema financiero. Y una vez empezada la crisis, no lideró un frente común de los países deudores para conseguir una quita de la deuda. Ya en la Roma republicana los movimientos populares reivindicaban dejar de pagar deudas que esclavizan, pues tanta responsabilidad tiene el deudor como el adeudado, que no puede pretender invertir sin riesgo.


Como vemos lo interesante del Capitán América es que plantea un modelo de héroe que prácticamente no existe en el género de acción main stream. Su compromiso no es con la venganza personal, sino con valores abstractos, su uso de la violencia es muy comedido, sus acciones destacan más por su inteligencia y liderazgo que por la fuerza bruta, la imposición o la indisciplina caprichosa. Es un modelo de masculinidad clásica, no necesariamente machista, que ha entrado en desuso ante la testosterona y el hedonismo de otros personajes, como Iron Man, que dejaremos para mejor ocasión. Por último, resaltar que si Zapatero hubiese sido más republicano en economía, quizás nuestra economía y el PSOE no estarían tan mal. Esta falta de crítica a la economía política es una limitación compartida con el Capitán América y otros superhéroes progresistas.


José Saturnino Martínez García es profesor del Departamento de Sociología y Antropología en la Universidad de La Laguna.



Vía Zona Negativa http://www.zonanegativa.com/capitan-america-heroe-de-la-res-publica-por-jose-saturnino-martinez-garcia/




IV Semana del Cómic de La Laguna: Presentación (nueva fecha)



Hoy lunes, 1 de diciembre de 2014, se presentará en la Librería Lemus de La Laguna la cuarta edición de la Semana del Cómic de La Laguna, organizada por el Aula Cultural “Radio Campus” de la Universidad de La Laguna, el Café 7 y LAGENDA del ocio de Tenerife. La conferencia inaugural correrá a cargo del profesor del Departamento de Sociología y Antropología de la Universidad de La Laguna José Saturnino Martínez García, el cual disertará sobre los valores que inspiran la figura del Capitán América. La fecha original hubo de ser alterada por causa del temporal de lluvia y viento del pasado viernes.


Las actividades del salón se publicarán en esta página.



Vía Zona Negativa http://www.zonanegativa.com/iv-semana-del-comic-de-la-laguna-presentacion-nueva-fecha/




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Capitán América, héroe de la res publica, por José Saturnino Martínez García



(Una versión del presente artículo ha sido publicada en Le Monde Diplomatique y la temática del mismo será el objeto de la conferencia inaugural de la IV Semana del Cómic de La Laguna).


El subgénero cinematográfico de los superhéroes, bajo su forma de entretenimiento aparentemente intrascendente, permite ilustrar diversos problemas ideológicos. Abundan las películas narradas con la suficiente ambigüedad como para que sean compatibles con varias visiones políticas, y así contentar a más público, o generar más polémica (y publicidad), como sucedió con la última película de Batman: los de izquierda decían que era de derechas, por parodiar el terror revolucionario, y los de derechas, que era de izquierdas, por parodiar a Wall Street como una cueva de ladrones.


Aunque las lecturas de algunas de estas películas puedan hacerse en clave progresista, suelen tener un punto “ciego”, en el sentido de que su capacidad de crítica no suele ir más allá de lo que permite el pensamiento progresista de corte liberal, pero ni mucho menos abren las puertas a la crítica radical, sobre todo la de tipo económico. Dicho de otra forma, son películas que defienden el orden político liberal (participación política bajo las instituciones de la democracia entendida como votar cada cuatro años, respetar las leyes, los derechos individuales y luchar pacíficamente por los derechos civiles), pero no cuestionan las bases materiales del capitalismo (libre mercado, economía movida por el lucro personal y fuerza de trabajo libre que para subsistir debe aceptar las condiciones que le ofrezcan los empresarios), que llevan a una sociedad donde la igualdad de derechos formal no se ve respaldada por cierta igualdad material para poder ejercerlos y llevar una vida digna.


En el caso de Capitán América cabe destacar que más que liberal, es un héroe republicano. Pero no en el sentido que muchos podrían interpretar, como defensor de la cosmovisión del partido republicano de EE.UU. No es republicano porque esté en contra de las minorías, la diversidad sexual, y a favor del modelo de familia patriarcal, el imperialismo americano, etc… Su nombre y su atuendo confunde a quienes no conocen a este personaje, pues tienden a creer que es un patriota WASP (White, AngloSaxon and Protestant), es decir, en el sentido conservador de defensa de la nación estadounidense y la cultura blanca, anglosajona y protestante, cuando lo que realmente sucede es que es un patriota constitucional, en el sentido habermasiano (no en el sentido del PP). Es decir, defiende a EE UU en tanto encarne los valores cívicos de la libertad, la igualdad, la fraternidad y la participación activa en la polis. El “patriotismo constitucional” del PP se basa más bien en la idea esencialista de que la Constitución no debe tocarse en cuestiones que afectan precisamente a su visión clásica del patriotismo, esto es, permitir una mayor descentralización, reconocimiento de nacionalidades históricas o incluso la independencia de parte del territorio. Como se ve, aunque la expresión sea la misma, significa lo contrario.


El patriotismo constitucional (habermasiano) del Capi llegó al punto que en los 70 abandona su identidad de Capitán América cuando descubre que el Gobierno de EE UU está infiltrado de corruptos, en clara alusión a la presidencia delictiva de Nixon. En esa etapa se hace llamar Nómada, para dejar clara su falta de compromiso con ninguna nación en concreto. Más recientemente, el movimiento del Tea Party, el ala populista de los republicanos de EE UU, fue recreado y criticado (muy brevemente) en sus páginas hasta el punto de que para evitar la polémica, en sus ediciones posteriores esta referencia fue censurada. Ya sabemos que en el capitalismo hay libertad de expresión, mientras la expresión no dañe el negocio. El funcionario censor del Estado ha sido reemplazado por el ejecutivo del departamento de marketing.


El Capitán América es republicano en el sentido de la filosofía política que parte de la tradición de la Roma republicana. Por un lado, la República Romana surgió como forma de impedir la tiranía en la que podía desembocar la monarquía, para imposibilitar que un solo hombre pudiese ir contra los intereses del conjunto de los ciudadanos (o de la oligarquía, como realmente fue el caso). Por otro, las convulsiones de la República tardía llevaron a que varios pensadores y políticos romanos fueran conscientes de las tensiones entre oligarquía (optimates), demandas populares, corrupción y políticos sin escrúpulos podían acabar con la República, como finalmente sucedió. También fue la filosofía política en la que se sustentaron las ciudades Estado italianas, en su lucha contra el Papado y contra el Imperio, y que defendió Maquiavelo.


La dimensión reactiva contra la tiranía del pensamiento republicano, que surgió en contra de la monarquía como forma de gobierno, se acompañó de la defensa de los valores cívicos, como señala Garagarella:


“indispensables, según se asumía, para el logro de la libertad buscada. La lista de valores defendidos por el republicanismo es muy extensa. Los pensadores inscriptos [sic] dentro de dicha corriente tendieron a exaltar, por ejemplo, la igualdad, la simplicidad, la prudencia, la honestidad, la benevolencia, la frugalidad, el patriotismo, la integridad, la sobriedad, la abnegación, la laboriosidad, el amor a la justicia, la generosidad, la nobleza, el coraje, el activismo político, la solidaridad y, en general, el compromiso con la suerte de los demás. De acuerdo con Maquiavelo, por ejemplo, este compromiso con los demás podía llegar al extremo de requerir que cada ciudadano luchase y diese la vida por el bien común. Sólo de este modo -sólo gracias a la presencia de ciudadanos así dispuestos hacia su comunidad- es que la república iba a tener chances de sobrevivir frente a contratiempos seguros”.


El Capitán América desentona en el universo de héroes contemporáneos de acción precisamente por cómo encaja en esta definición de los valores republicanos clásicos. Los buenos del cine de acción ejercen la violencia en nombre de la familia, un valor privado, mientras que los malos son los que la ejercen en nombre de la política (musulmanes o de Europa del Este) o los negocios, a veces ilícitos (fundamentalmente latinoamericanos y también del Este) a veces lícitos en apariencia, como directivos de grandes corporaciones (en cuyo caso son normalmente varones, maduros y WASP). En el caso de la película Soldado de Invierno es la gran corporación con apariencia de legalidad, mandada por un WASP la auténtica villana, como mandan los cánones del main stream progresista. El más malo, por supuesto un WASP entrado en años. En esta película la trama malvada se asienta en la tensión entre seguridad y libertad. Los “malos” prefieren aumentar la seguridad a costa de la libertad y la privacidad como pasó en EE UU con la Patriot Act tras el 11 de septiembre.



El mensaje del cine de acción convencional es claro: se afirma de forma subliminal que la única lucha que importa es la defensa de la vida privada, y que no vale la pena poner la misma energía en la transformación sociopolítica de la sociedad en la que vivimos. Por ello, este cine no es político en sentido explícito, pero es muy político a la hora de presentar cómo debe ser la buena vida en la polis: preocúpate de tus asuntos, no le des importancia ni a la participación en la cosa públia ni mucho menos a la política transformadora. Si es cine de derechas, la justicia se toma por como venganza personal, pues no importa la polis, sólo los lazos de sangre. Si es progresista, el individuo anónimo con pocos recursos vence al malo gracias al buen funcionamiento de las instituciones, en cuyo caso sí entronca con la virtud republicana de hacer cumplir las leyes que nos permiten luchar contra los poderosos, pero esto suele suceder más en el género de juicios que en el de acción.

La participación en la vida pública en este tipo de cine siempre está motivada por asuntos de la vida privada en el sentido de “vicios privados, virtudes públicas”. La búsqueda de justicia no es la búsqueda de la virtud de una sociedad en la que se repare el daño causado, se reconozca al culpable y el castigo ejemplar sirva para reforzar los lazos de la comunidad política. Es simplemente venganza, sin tener en cuenta la espiral que así se desata. En este sentido cierta tradición japonesa de venganza concluye con el suicidio del vengador, en reconocimiento de que su acción puede desencadenar una espiral de violencia sin freno. El asesinando también tiene familia inocente que no es merecedora del daño de su pérdida, y a su vez puede reclamar venganza. Pero en el caso del Capitán América la búsqueda de la justicia es cívica: defiende la libertad y la democracia. En la primera película se ve claramente que su motivación es únicamente la lucha contra el nazismo. Es un héroe comprometido con un ideal, no un sádico aprovechado de las buenas causas para dar salida a sus instintos asesinos. Precisamente por su integridad moral y su capacidad de sacrificio es seleccionado para el programa de supersoldado que le dará sus poderes (fuerza, agilidad e inteligencia mejoradas), ya que dicho programa potencia también las cualidades morales. Por eso, otros soldados más aguerridos y fuertes, pero pendencieros, no son seleccionados.


En Los Vengadores, película en la que se unen varios superhéroes, se plantea la tensión entre los dos tipos de héroes en el debate entre Iron Man y Capitán América. Iron Man es el héroe que en el fondo tiene buen corazón, pero que prefiere presentarse como un macho duro, hedonista y cínico, pues el compromiso moral público está pasado de moda. Por el contrario, el Capi sí defiende esta visión tradicional de compromiso público que puede llegar al sacrificio personal: morir por la causa, no matar por ella. Lo importante es el compromiso cívico, no dar rienda suelta a la violencia. De hecho, en uno de los cómics, en sus orígenes cuando es recluta, se plantea que su posible vocación es entrar en la vida política. Si la democracia se limita a la “votocracia” una vez cada cuatro años, se disuelve en un juego oligárquico. Para que subsista, es necesario implicarse activamente en la vida de la polis.



El propio género de superhéroes ha reflexionado sobre si los justicieros cumplen realmente con un servicio social en pro de una sociedad más justa o son psicópatas que buscan una coartada para dar salida a su vena sádica. Esto se plantea claramente tanto en el caso de Punisher como en el de Batman, por no hablar de Watchmen, que he comentado en otro lugar (Martínez García 2009). En el caso de Punisher, el guionista iconoclasta Garth Ennis le da un origen en el que, la muerte de su familia por la mafia que le lleva a ser un justiciero, en última instancia responde a un oscuro pacto para dar rienda suelta a su instinto sanguinario, descubierto en la guerra del Vietnam. Ennis así deja claro que sufrir el asesinato de seres queridos no justifica matar, eso es ponerse a la misma altura que el asesino. La vida humana deja de tener valor en sí misma, y lo que sucede es que hay motivos más o menos válidos para acabar con ella. La venganza asesina degrada no sólo al asesino, sino a la forma en la que todos entendemos el valor intrínseco de la vida. Si hay motivos para quitar una vida, será cuestión de discutir hasta encontrar buenas razones para matar. Un ejemplo de esta degradación es el caso de los “daños colaterales” en las incursiones militares: los analistas estiman cuántos muertos “inocentes” pueden perecer en un ataque letal. Si el número de bajas estimadas es pequeño, se da el visto bueno a la orden. La vida pasa a ser un asunto contable y discutible, como cualquier otra mercancía.


El caso de Batman es similar: la muerte traumática de sus padres en la infancia le lleva a impartir justicia por su cuenta. Pero a su vez, al impartir justicia por su cuenta, motiva a los villanos a imitar su estrategia de organizarse, entrenarse, disfrazarse y saltarse la ley, como se ve en los guiones de Miller y en Batman II en cine. Se llega a poner en duda hasta qué punto sus atajos legales generan más problemas de los que pretenden evitar, como le recuerda su fiel mayordomo en Batman III. Si te mueve la venganza, el hecho de que tus acciones puedan desgarrar el tejido comunitario, que se fundamenta en respetar la ley y las instituciones, puede pasar a ser secundario. Batman lucha contra la corrupción de Gotham City con más corrupción, no con menos.



En el caso del Capitán América esto no sucede. Su uso de la violencia siempre está muy controlado, minimizando las bajas en la medida de lo posible, y su motivación original no es ningún ajuste de cuentas personal. Por ejemplo, en su pelea contra el Soldado de Invierno está dispuesto a dejarse matar antes que matar a su antiguo amigo, al que le han lavado el cerebro. En caso de guerra, en los cómics, defiende a los enemigos que se rinden. O su gran arma es defensiva, un escudo. Pero sobre todo es apreciado por su capacidad de liderazgo y por su inteligencia táctica, no por el uso de la fuerza bruta. Las peleas se ganan pensando y coordinando un equipo, no siendo el más macho más individualista, violento y temerario, como se ve en Los Vengadores.


Tanto en el cómic como en la película más reciente Soldado de Invierno se presenta al Capitán América como un personaje desubicado, pues es un joven voluntario de la Segunda Guerra Mundial que, tras estar invernado reaparece en nuestro presente, en el que, en los cómics, ve que se ha echado a perder el sueño americano. Esta desubicación se muestra en tres elementos. Por un lado, se crió en una época en que era fácil distinguir entre el bien y el mal, aliados frente a nazis. Ciertamente, esta claridad es más bien una proyección retrospectiva, pues como han señalado algunos historiadores, la II GM puede interpretarse como una guerra civil europea, en el sentido que en la mayoría de los países había bandos que apoyaban a ambos contrincantes. En el caso de EE UU, antes de la guerra cabe destacar a personajes como el industrial del automóvil Henry Ford, uno de los más influyentes representantes el desprecio a los judíos, extendido en la élite WASP del país en aquella época, por no hablar de la segregación racial que existía en el sur de EE UU.


Por otro lado, el mundo de las grandes corporaciones modernas, con sus organigramas e intrigas palaciegas le resulta totalmente ajeno al Capi. No es capaz de aclararse con los enredos de trabajar en organizaciones en las que las partes no se comunican entre sí, incluso luchan entre ellas, como sucede con la gran corporación de seguridad SHIELD. Y por último, su rectitud moral es de otra época, como venimos señalando. La motivación de la gran mayoría de los héroes de acción es personal, hasta el punto que el género de acción main stream puede entenderse como un género de venganza. Como ya hemos señalado, en el canon moral de este tipo de cine, es lícito torturar y matar si han dañado la vida privada (asesinado a un ser querido), pero no si es por transformar la sociedad (la muerte por motivos estrictamente políticos siempre es condenable). El daño al ser querido debe notarse que ha pasado de “mata al malo, salva a la chica” a “mata al malo, salva a tu hija”. La inestabilidad de las relaciones amorosas parece que ya no hace creíble que uno se someta a todo tipo de penalidades por una mujer que ya ha tenido varios novios y de la que podremos divorciarnos a los pocos años de casados.


En los cómics podemos encontrar otros elementos políticos que muestran al Capi como defensor de la república. Por un lado, como ya se ha dicho, su renuncia a vestir con los colores de EE UU cuando EE UU deja de ser el país de la libertad y la democracia para estar gobernada por un grupo corrupto. Por otro, el gran acontecimiento Marvel: la Guerra Civil entre superhérores buenos. Para los aficionados al género esta guerra es un gran hito, pues nos pasamos toda la vida pensando quien ganaría si dos superhéroes buenos se enfrentasen entre sí… El Capi vs Iron Man… ¿quién ganaría? El eje de la trama es uno de los tópicos en el cine progresista de Hollywood: la tensión entre seguridad y privacidad, que también es la base de Soldado de Invierno. ¿Hasta qué punto el control de la violencia justifica la intromisión del gobierno en la vida privada de sus ciudadanos? Un grupo de superhéroes jóvenes, debido a su falta de experiencia, a la hora de luchar contra los villanos, acaba produciendo una catástrofe en la que fallecen decenas de niños.


A partir de aquí la opinión pública y los políticos se preocupan por controlar a los superhéroes buenos, y se crea un registro. Es curioso porque lo que se propone es obligatorio en España: una tarjeta de identificación con su afiliación, una especie de DNI de los superhéroes. Aquí se percibe lo que es una cultura política fundada desde su origen en el ideal de libertad, aunque sea burguesa, como la de EEUU, frente a la tradición de dictadura de nuestro país.


Frente a esta intromisión, la comunidad de superhéroes buenos se fractura, incluyendo familias, como la de los Cuatro Fantásticos. Un héroe que defiende los valores cívicos y la república (como ideal político de los romanos) como el Capi, ¿con quién creen Vds. que se alinea? Efectivamente, con el bando en contra del registro de superhéroes. Su compromiso con las virtudes republicanas le lleva a estar fuera de la ley. Como se ve, un héroe defensor de la “res publica” puede ser un héroe que lidere la protesta cívica en contra de las leyes, como sucedió en el movimiento de derechos civiles de EE UU. Ser un buen patriota no es estar incondicionalmente con tu patria, es apoyar a tu patria en tanto que es una república de ciudadanos libres, no sujetos a dominación arbitraria del Estado o de otros poderes, y en la que la justicia no es venganza, sino un refuerzo de los lazos comunitarios.


¿Y cómo participa el Capi en política? En un cómic anterior intentan aprovecharse de su prestigio para promoverlo como candidato de un partido populista en EE UU, pero se da cuenta a tiempo de que lo quieren emplear como un pelele al frente de un partido movido por turbios intereses. Pero no por eso considera que todos los políticos son iguales, y decide implicarse en la participación en la campaña electoral, a favor de quien defiende a los débiles, como él hace como superhéroe. Eso sí, por su virtud pública participa como un ciudadano anónimo, yendo puerta por puerta para defender a su candidato, no aprovechándose de su situación de poder.


El republicanismo no sólo está en algunos cómics. Fue la principal inspiración ideológica de Zapatero, hasta el punto que se invitó a uno de sus principales pensadores contemporáneos a evaluar su primera legislatura, Philip Pettit. De dicha evaluación salió más o menos bien parado, con su apuesta por el reconocimiento de derechos de las mujeres, de la diversidad sexual, por su pacifismo, por la cooperación internacional, por los dependientes, por los peor situados con subidas de pensiones mínimas y no contributivas en mayor medida que el resto, por el diseño de las becas como derecho estable y no como premio impredecible. Pero el fallo de Zapatero estuvo en que mantuvo la economía al margen del republicanismo. La audacia republicana en pro de derechos civiles y sociales no fue acompañada en luchar contra la burbuja inmobiliaria. El valor en no honrar al ejército imperial de EE UU no fue acompañado por el valor en controlar el sistema financiero. Y una vez empezada la crisis, no lideró un frente común de los países deudores para conseguir una quita de la deuda. Ya en la Roma republicana los movimientos populares reivindicaban dejar de pagar deudas que esclavizan, pues tanta responsabilidad tiene el deudor como el adeudado, que no puede pretender invertir sin riesgo.


Como vemos lo interesante del Capitán América es que plantea un modelo de héroe que prácticamente no existe en el género de acción main stream. Su compromiso no es con la venganza personal, sino con valores abstractos, su uso de la violencia es muy comedido, sus acciones destacan más por su inteligencia y liderazgo que por la fuerza bruta, la imposición o la indisciplina caprichosa. Es un modelo de masculinidad clásica, no necesariamente machista, que ha entrado en desuso ante la testosterona y el hedonismo de otros personajes, como Iron Man, que dejaremos para mejor ocasión. Por último, resaltar que si Zapatero hubiese sido más republicano en economía, quizás nuestra economía y el PSOE no estarían tan mal. Esta falta de crítica a la economía política es una limitación compartida con el Capitán América y otros superhéroes progresistas.


José Saturnino Martínez García es profesor del Departamento de Sociología y Antropología en la Universidad de La Laguna.



Vía Zona Negativa http://www.zonanegativa.com/capitan-america-heroe-de-la-res-publica-por-jose-saturnino-martinez-garcia/




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Tercer tráiler de ‘Kingsman: The Secret Service’

Spiderland! Cómics



Llega un nuevo tráiler con imágenes inéditas como avance para el esperado estreno de ‘The Secret Service’ , adaptación del cómic de Mark Millar y Dave Gibbons, que el 21 de noviembre se puso a la venta en nuestro país.




kingsman the secret service la casa de el Kingsman: The Secret Service nos presenta la historia de un joven y su transición de ratero a superespía de la mano de su tío, agente del servicio secreto. La película está basada en el cómic Secret Service escrito por Mark Millar.

En el reparto encontramos nombres como Colin Firth, Taron Egerton, Michael Caine, Samuel L. Jackson, Mark Strong y Mark Hamill. La película está dirigida por Matthew Vaughn y su fecha de estreno es el 13 de febrero de 2015.





La entrada Tercer tráiler de ‘Kingsman: The Secret Service’ pertenece a La Casa de EL – Artículos y noticias sobre cómics, cine, series y videojuegos.






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Tercer tráiler de ‘Kingsman: The Secret Service’

Spiderland! Cómics



Llega un nuevo tráiler con imágenes inéditas como avance para el esperado estreno de ‘The Secret Service’ , adaptación del cómic de Mark Millar y Dave Gibbons, que el 21 de noviembre se puso a la venta en nuestro país.




kingsman the secret service la casa de el Kingsman: The Secret Service nos presenta la historia de un joven y su transición de ratero a superespía de la mano de su tío, agente del servicio secreto. La película está basada en el cómic Secret Service escrito por Mark Millar.

En el reparto encontramos nombres como Colin Firth, Taron Egerton, Michael Caine, Samuel L. Jackson, Mark Strong y Mark Hamill. La película está dirigida por Matthew Vaughn y su fecha de estreno es el 13 de febrero de 2015.





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COWBOY HENK EN ZARAGOZA del 3 al 14 de diciembre





El 3 de diciembre se inaugura en la galería Carolina Rojo (Pº Sagasta, 72) una muestra de dibujos, pinturas, páginas originales de gran formato y obras inclasificables de COWBOY HENK, el icono del cómic underground creado en Bélgica, en 1981, por HERR SEELE (dibujante) y KAMAGURKA (guionista) y publicado recientemente en España por Autsaider Cómics.



La exposición está dentro del programa del XIII Salón del Cómic de Zaragoza (del 12 al 14 de diciembre) y estará abierta al público hasta el mismo día de clausura del festival.



Además de una sorprendente y extensa selección de material original de Cowboy Henk, la exposición contará con un pequeño homenaje de autores locales y nacionales recreando versiones y tributos al personaje. Encontraremos obras de PACO ALCÁZAR. ATA. BERNAL. CHEMA CEBOLLA. CALVO. JOAN CORNELLÀ.,MAURO ENTRIALGO. DIEGO FERMÍN. FURILLO. NACHO GARCÍA. JAVI GODOY. ISA IBAIBARRIAGA. KALITOS. MIGUEL ÁNGEL MARTÍN. MOLINA. MAMEN MOREU. NONO K., ROGER. VÍCTOR ROMANO. DAVID RUBÍN. JORGE RUEDA. VÍCTOR SOLANA. JOSE TOMÁS y VÁZQUEZ T.




Tanto la inauguración, el día 3 a las 19:30 h, como la clausura, contará con la presencia de su dibujante, Herr Seele.





COWBOY HENK EN ZARAGOZA del 3 al 14 de diciembre





El 3 de diciembre se inaugura en la galería Carolina Rojo (Pº Sagasta, 72) una muestra de dibujos, pinturas, páginas originales de gran formato y obras inclasificables de COWBOY HENK, el icono del cómic underground creado en Bélgica, en 1981, por HERR SEELE (dibujante) y KAMAGURKA (guionista) y publicado recientemente en España por Autsaider Cómics.



La exposición está dentro del programa del XIII Salón del Cómic de Zaragoza (del 12 al 14 de diciembre) y estará abierta al público hasta el mismo día de clausura del festival.



Además de una sorprendente y extensa selección de material original de Cowboy Henk, la exposición contará con un pequeño homenaje de autores locales y nacionales recreando versiones y tributos al personaje. Encontraremos obras de PACO ALCÁZAR. ATA. BERNAL. CHEMA CEBOLLA. CALVO. JOAN CORNELLÀ.,MAURO ENTRIALGO. DIEGO FERMÍN. FURILLO. NACHO GARCÍA. JAVI GODOY. ISA IBAIBARRIAGA. KALITOS. MIGUEL ÁNGEL MARTÍN. MOLINA. MAMEN MOREU. NONO K., ROGER. VÍCTOR ROMANO. DAVID RUBÍN. JORGE RUEDA. VÍCTOR SOLANA. JOSE TOMÁS y VÁZQUEZ T.




Tanto la inauguración, el día 3 a las 19:30 h, como la clausura, contará con la presencia de su dibujante, Herr Seele.





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